Que una película como 28 días después en la que el argumento consiente un final tan fuera de tono, tan festivo y jubiloso, al estilo americano, pero hecho en la Gran Bretaña, precedido todo ello de un metraje de celuloide indignamente despilfarrado en semejante bodrio y que funcione en taquilla es alucinante y solamente comprensible si se da por hecho que la gente que hoy en día paga por ver estas cosas más que al cine va a un parque de atracciones decadente en una ciudad perdida en el olvido y sin referentes. ¡Ave María!
Beber bebe de muchas fuentes este engendro vampírico, desde G.A. Romero hasta Rambo insertando una "road movie" al "old style" en la que todo vale con tal de extirpar una sonrisa al personal saliendo en vez de eso un pesado bostezo atronador.
Salvar algún pasaje musical aislado que tiene más fuerza emotiva que todo este arsenal de fuegos de artificio hechos de polvora mojada. ¡Ave María!

¿Llegará el día en que sepamos como continuará la saga de Tony y los pocos que quedan de esta entrañable y disfuncional familia? De momento, será difícil encontrar algo que pueda hacer olvidar esta gema surgida entre tanta mediocridad.