No quiero entrar a juzgarla sin remarcar antes que no me pareció una continuación de los cazafantasmas. En el sentido de que no tiene la chispa, el humor ni el tono de esos clásicos ochenteros. Me pareció una película correcta con algunos aciertos y una trama entretenida que nos lleva a un emotivo final. Pero es otra cosa, muy distante de la obra que intenta homenajear y a su vez reutiliza demasiadas cosas de ésta.
Su última parte es conmovedora y aunque en ciertos momentos la disfruté, no logró quitarme esa sensación agridulce ni convencerme de que explotar así la nostalgia realmente merezca la pena.

¿Qué quería la gente? ¿Ver otra vez la misma película slasher que tanto se hizo durante 40 años? ¿Otra vez?
David Gordon Green cogió un clásico y lo usó para mostrar cosas más aterradoras que un asesino que mata canguros. Las consecuencias humanas, el terror y la maldad contagiando primero una familia, luego toda una comunidad y por último a un inocente al que transfiere esa maldad. Y es que ésta nueva trilogía nunca se trató solo de Michael Myers, fue más allá y creo que logró aportar al género algo nuevo, fresco.
En esta última entrega tenemos además algunas de las mejores y más duras escenas de la saga y un drama respaldado por actuaciones muy notables. En definitiva, al contrario que la mayoría me siento satisfecho con éste cierre y sobre todo con que no se repitiera una fórmula tan gastada.