Bruno es una película difícil de catalogar. Cuesta saber si lo que estás viendo ocurre de verdad o es todo un montaje.

De hecho, es incluso complicado catalogarla como película. Se parece más a esos programas de bromas que se pueden ver en televisión. Pero como formato cinematográfico, falla un poco.

Entre sus aciertos, que los hay, "Bruno" esconde una enorme crítica al sistema de valores occidental, a la homofobia, al racismo y a otras lacras de nuestro tiempo. Disfrazadas de comedia, te ves obligado a reirte ante situaciones que deberían producirnos asco y escándalo.

Otro acierto son algunas de sus escenas cómicas (esas en las que no abusa de su papel y lo estira hasta llegar a hacerse pesado) que son realmente originales y divertidas. El videoclip final es todo un puntazo.

Un 5 creo que es justo para una divertida (a ratos) no-película.

A los que no hayan leido el libro, creo que HP6, les resultará algo más pesada que sus predecesoras. Sí, es más oscura. Sí, los actores se esmeran más en su dirección. Pero no, no es más adulta.

A los que hayan leido el libro, les quedará la impresión de que éstos rompieron la barrera del infantilismo bastante antes que las películas, probablemente hacia el final de "El cáliz de fuego" con el regreso de Voldemort.

Y es que resulta bastante incomprensible que, en una película en la que predomina la intriga y el misterio, y la acción brilla por su ausencia, David Yates se haya tomado la licencia de suprimir la parte final del libro, la única en la que había algo de acción y de combates, dejando la sensación, aún mayor, de que esta película es una mera transición.

Que no se me malinterprete, la película no está mal, pero el final daba bastante más de sí. Y no entiendo la manía de los directores de que Harry Potter se convierta en un festín de hormonas, cuando en la novela eso es algo mucho más secundario.

Se acabó, estoy harto.

Se acabó eso de creerse que uno es un genio del terror con un gran mensaje acerca de la violencia porque metes sangre y violaciones en tu cinta.

Se acabó eso de pensar que el espectador que va a ver una película de terror no espera una historia lógica con unos personajes que actúen acorde al argumento.

Se acabó mostrar escenas largas de violaciones gratuitas, sólo por creer que uno está impresionando al espectador. Un dragón también impresiona, y no por eso es necesario.

Se acabó el hacer "remakes" de películas que no se merecen un remake. Y que casi ni se merecían el primer "make".

Se acabó la originalidad en el cine de terror. Que alguien la rescate por favor.

Eso es para mí Rex. Una mala tarde de domingo, enfermo y con mal cuerpo, en las que ponías la tele y te encontrabas con la serie del asqueroso perro repelente que comía unos bocadillos redondos de jamón que parecían hechos de plástico.

Una basura canina de programa, de producción austriaca, que hace que Globomedia no parezca tan diferente de 20th century fox, que "Los Serrano" suene a "Los Soprano", que "Médico de Familia" y "House" no sean tan diferentes y que la mierda tenga un olor agradable.

Se nota que odio al chucho, ¿verdad?. Pues más me odiaba él a mí, el tío perro.

"Los mundos de Coraline" (o Coraline, como se llama originalmente y debió haberse llamado) es, a nivel técnico, una maravilla.

Una maravilla en el uso de la animación, una maravilla en la recreación de su historia y una maravilla en el uso de las 3-D.

A pesar de ser animación, Coraline no está orientada solo a los más pequeños de la casa. Nos ofrece un mundo de terror y de fantasía: una mezcla difícil de imaginar, pero perfectamente enlazada, que nos enseña una realidad sombría y desagradable y un mundo de pesadilla colorido y maravilloso. Pero como en toda historia que se precie, al final las cosas no son como parecen, resultando una entretenida aventura con un claro objetivo: evadirnos de la realidad, como Coraline, para pasar un buen rato. Objetivo cumplido.

Probablemente se merezca un 9, pero yo le coloco un 7 porque aunque reconozco que me ha gustado, este tipo de películas me dejan un regusto raro y, si la hubiera visto de pequeño, posiblemente no habría sido capaz de acabarla.