Vistosa mezcla de intriga hitchconiana y comedia setentera, que avanza entre los dos géneros y consigue ser interesante en la intriga y divertida en la parte cómica. Gene Wilder hace de Gene Wilder y Richard Pryor hace de Richard Pryor, para lo bueno o para lo malo, pero aquí al menos están al servicio de un buen y sólido guión, sin duda el argumento se antepone a los personajes, y eso hace que la película avance a un buen ritmo.

La expresión "setentero" se refiere a productos como este, música, vestuario y demás han quedado casi como reliquia arqueológica. Abra a gente que le moleste, a mi personalmente, mientras este al servicio de una buena historia como ocurre aquí, no me importa en absoluto. Los secundarios, todos caras conocidas, son un aliciente mas. Un pequeño clásico de los 70.

Una de las obras maestras, no solo de la época del cine mudo, sino de toda la historia del cine en general. Cuando todos los cómicos de su tiempo, e incluso en la actualidad, hacían de la expresividad una de sus armas y recursos favoritos, Keaton consiguió divertir a base de inexpresividad: su rostro, como una mascara, jamás se inmutaba y en su seriedad radicaba su irresistible comicidad.

La película es un prodigio de precisión en la que Keaton despliega su característica habilidad acrobática y además hace uno de los más sarcásticos comentarios sobre la sinrazón de la guerra de la historia del cine. Imprescindible.

Resulta que, hasta que llegó Tarantino, los gángsters no hablaban de Madonna. Ni siquiera hablaban de música, de hecho, no hablaban de otra cosa que no fuera su "trabajo". Bueno, tal vez si hablaban pero ¡Qué demonios!, ¿A quien le habría importado? ¿Qué interés habría tenido un mafioso hablando de la polla de Madonna? Los gángsters tenían que ser fríos, profundos, dramáticos, por supuesto tenían prohibido reírse y contar chistes. Por eso, ¿A qué viene esa escenita inicial de unos tipos duros, malotes y armados hablando de Madonna y de si dejan o no propina?

Pues resulta que, no sólo esa escena interesa y es absolutamente eléctrica de principio a fin, sino que te presenta a todos y cada uno de esos tipos mientras hablan de Madonna. Vemos claramente que hay uno que es el líder (Lawrence Tierney), otro que es el mimado y de hecho es el único que viste diferente (Chris Penn), el veterano y respetado (Harvey Keitel), el tipo duro (Michael Madsen), el que no esta cómodo y luego se verá porqué (Tim Roth), y hasta tenemos al gangster friky (Steve Buscemi), de todo esto, de todos estos rasgos, personalidad y forma de ser del personaje se da cuenta el espectador a la perfección, hemos conocido a esta "familia", sabemos a grandes rasgos como es cada personaje, y todo ello mientras hablan de la polla de Madonna, así de prodigiosa es la dirección y puesta en escena de Tarantino.

Con ese arrollador comienzo, la película solo podía ir cuesta abajo... ¡¡ Pues no !!, no sólo eso sino que va in crescendo hasta llegar al apoteósico final, todo mezclado y agitado en una sucesión de capítulos (no son flashbacks propiamente dichos, de echo el único flasback de todo la película es cuando el señor rosa cuenta como escapó de la policía) de manera que te cuentan que demonios pasó en ese atraco QUE NO SE VE EN NINGÚN MOMENTO (como tampoco se ve la tan cacareada y famosa escena de la oreja), la estructura narrativa es prodigiosa, fragmenta la narración en forma de puzzle de manera que el espectador tiene que juntar todas las piezas en su cabeza.

¿Referencias? Todas. Y es que en el coctel Tarantiniano tenemos desde el Sam Peckinpah de "Grupo salvaje", hasta el Kubrick de "Atraco perfecto", pasando por Godard, Leone, De Palma, el cine policíaco de Hong Kong, el Scorsese de "Taxi Driver" y "Goodfellas", y hasta el Carpenter de "La cosa" (el enemigo está dentro pero no sabemos quien es). Obra maestra.

Y es que ese fabuloso Plymouth Fury '58 es el verdadero protagonista de la película, por encima del mediocre reparto, excepción echa de uno de los mejores secundarios de la historia del cine, Harry Dean Stanton. Creo que nunca un coche ha lucido tan guapo y fardon en alguna película, tal vez junto con el De Lorean de Regreso al futuro.

¿Como solucionar esto? Como siempre a hecho y mejor sabe hacer el maestro, creando atmosfera. La de aquí es colorista, como corresponde al guión en el que tienen cabida adolescentes y rock and roll, pero con el habitual sello malsano y enfermizo de Carpenter. La fotografía no es de su operador habitual, el genial Dean Cundey, sino del televisivo Donald M. Morgan, aunque el tono visual del film no se resiente en absoluto y es una verdadera maravilla de luces, iluminación y colores. El problema es el guión, que es algo birrioso y además esta basado en una de las peores novelas de Stephen King.

En definitiva un producto de encargo, resuelto con talento y buen hacer, aunque lejos de sus mejores películas.

A veces he pensado las maravillas que podría hacer David Cronenberg con esta historia, parábola de la deshumanización del hombre y simbiosis con maquina, en este caso un coche. La metamorfosis hombre-coche dentro de la teoría de nueva-carne de Cronenberg habría sido brutal.

Que cojones tienen los franceses. Siendo, como históricamente han sido y aun lo son, el faro intelectual de Europa, se permiten cosas como esta: 2 actores, una habitación. Y no hay nada más. Se pasan toda la película desnudos, y lo que es aun mas difícil, desnudan el alma. Hablan, hablan, hablan y milagrosamente consiguen algo que, visto la forma y el envoltorio, se presumía difícil, no aburrir. Algunos lo llamaran plomazo insoportable, otros lo llamaran arte y ensayo. Yo lo llamo buen cine.

Recalco el hecho de que, los dos mejores actores franceses de su generación, Jean-Hugues Anglade (Killing Zoe, Betty Blue) y Marie Trintignant (¡¡ ASESINADA A GOLPES !!) se pasan toda la película en pelota picada. ¿Os imagináis algo así en el cine español? ¿Que actriz se prestaría a eso? Solo podía pasar en Francia. Por que los tienen cuadrados.