Son incontables los casos de intentos de resurrección de sagas muertas o medio muertas, especialmente en el mundo del cine. Remakes y reboots están a la orden del día en nuestras carteleras, pero pocas consiguen hacerlo de la forma tan increíblemente genial con la JJ. Abrahams salvó a Star Trek.

Se que la famosa franquicia de ciencia ficción tiene una nutrida y apasionada base de fans, pero es lógico admitir que los últimos productos relacionado con esta, antes de la susodicha película, dejaban mucho que desear.

Pero Star Trek no solo es buena por su efecto rejuvenecedor, sino que es en sí una increíble película de aventuras y acción, cuyo ritmo no cesa prácticamente en ningún momento, su realización es asombrosa y su guión es lo suficientemente inteligente y respetuoso con el material original.

Hay muchas quejas en cuanto a las particulares formas de dirigir de Abrahams, especialmente por su fotografía y elementos formales, pero lo cierto es que no podríamos encontrar una película en la que dichos elementos casaran tan bien y tuvieran tanto sentido. Supongo que es más una cuestión de gustos.

Su historia es sencilla en su mayor parte, aunque bien estructura y resuelta además de avispada a la hora de conectar todo lo anterior con ella misma. Los personajes son muy carismáticos, no solo por quién son o cómo están escritos, sino porque sus actores están totalmente entregados a su interpretación.

Lo cierto es que cuando en su día pude ver el filme en el cine, no pude encontrar una película de ciencia ficción tan satisfactoria tanto en los años previos, como en los siguientes (a excepción quizás de Distrito 9).

Sin duda una película que deberían ver los fans (incluso los más descontentos con ella) y los no fans de la mítica franquicia.