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Voto de Chagolate con churros:
8
Intriga. Romance Un atractivo vividor coincide en el tren con una joven ingenua que acabará teniendo que pagarle el billete. Más adelante, vuelven a encontrarse en una fiesta y, tras un breve romance, ella decide casarse con él, a pesar de la oposición de su padre. Considerada por todos, incluida su familia, una solterona, está empeñada en demostrarles que alguien la puede amar. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2009
52 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la comedia, como una de tantas en las que Cary Grant intervenía, el actor se muestra excelso. El guión fluye con elegancia y sutilidad, convirtiendo la frivolidad de un encantador Johnnie (Cary Grant) en un pecado fácilmente perdonable. Lina (Fontaine) se muestra natural, nada sensata pero muy bella. Algo infantil, poco avispada pero demasiado dulce para perdonarla también por ello.

Y entre ese mar almibarado, poquito a poco, Alfred Hitchcock tiende sus redes.

Es la combinación entre una primera parte y la segunda lo que crea una trama efectiva que en momento alguno peca de inverosímil. De no ser así, incluso sería difícil ver a Cary Grant hacer de un Barba Azul con tan buena fortuna. Incluso habiendo respetado el final de la novela (1).

Lo cierto es que por mucho final que se cambiara, de lo que se habla en esta película no es más que de esa tensión y miedo generado por las sospechas. Y por supuesto, tratándose de Hitchcock, con todo el suspense que estas sospechas generan, expuesto en cada escena de una manera más que eficiente y elegante:

Johnnie viene cargado de regalos. Los reparte como quien reparte publicidad en un centro comercial. Lina y Beaky (genial Nigel Bruce) se observan desconcertados. La escena había empezado sin Johnnie, hablando sobre si este había dejado de apostar en las carreras de caballos o no; y termina -ya con Johnnie haciendo de Papa Noel- con un vaso de brandy. ¡Con un vaso de brandy!

Aquí se empieza una sospecha y se prepara otra. ¡Sólo en una escena!

La sospecha es sutil, más que nada porque la misma palabra (sospecha) es antagónica a evidente. Y con mucha sutilidad Hitchcock juega al despiste con nosotros. Lina siente y da amor, más del que pueda merecer Johnnie. Y aún así, poco a poco, evidencia tras evidencia, Lina desconfía de su marido hasta temer por su propia vida: la carretera con curvas o los vasos de leche iluminada. No sólo Lina se encuentra entre la espada y la pared; al espectador le queda la duda (hasta e desenlace final) de las verdaderas intenciones del Cary Grant. Y por ello, la película siempre funciona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chagolate con churros
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