Eso eres, Peter Weir, un malafollá. Quien haya visto esta película seguro que no olvidará la última escena. Es contarte la historia de una extraña amistad con el objetivo de meterte una patada en el estómago y decirte "hala, y ahí la llevas".

Me encanta cuando le dicen a ese paisano australiano que Australia está en guerra con Alemania: "¿y por qué? ¿qué nos han hecho los alemanes?". Y luego dice, "yo una vez conocí a un alemán". La humanidad da vueltas y vueltas subida a lomos de la Tierra pero las historias siguen siendo las mismas. Dos tipos, sus amigos, y una gran patraña que meternos vía anal a los plebeyos, que terminamos repartiéndonos hostias unos a otros sin una razón de peso. O sí, para que mengano tenga más poder o no tenga menos.

No entiendo a Archie ni a Frank. Quizá sea la época, pero la motivación de Frank es tan ajena a mí como la de Archie. Igual que el campamento en la playa de Gallipoli, que parece la romería de Santa Tecla, todos contentos gritando entre un jolgorio festivo a pesar de las bombas que caen con aleatoria precisión. Extraña guerra y personajes. Querría comprenderos pero me quedo con esa escena final, plas, así te quedas. La guerra debe ser algo parecido a eso.