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Voto de Sinhué:
8
7.2
49,468
Drama
Historia dramática que recorre 12 años (2002-2013) de la vida de Mason (Ellar Coltrane) de los seis a los dieciocho. Durante este periodo, se producen todo tipo de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, desilusiones y momentos maravillosos. Un viaje íntimo y basado en la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo. (FILMAFFINITY) [+]
10 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emotiva e inolvidable esta narración fílmica de Richard Linklater sobre los doce años, de los 6 a los 18, que transcurren en la vida de Mason y su entorno. Aunque el contexto sea muy norteamericano no es difícil identificar, e identificarse, con la mayoría de los personajes que se van desgranando por la infancia, adolescencia y juventud de una inocente criatura que espera el futuro con expectativas, temores y muchas preguntas.
La experiencia vital son la suma de todos los momentos que, como reflexiona el protagonista, nosotros no elegimos casi nunca, más bien nos atropellan.
El director grabó las escenas haciendo coincidir la vida fílmica con la vida de los actores y sus personajes, consiguiendo así una sensación espacio/tiempo que transmite naturalidad, armonía y verdad; demostrando que los trucos en el cine tal vez sean importantes y fundamentales, pero nunca superarán la autenticidad y frescura de la recogida del fruto en su justo momento.
Ese fluir de semanas y estaciones, de fechas señaladas, de ilusiones que caducan, de elecciones equivocadas, de imparable deterioro...; con la única y cierta compañía de una trituradora (algunos la llaman olvido, otros edad inconfesable) que acaba por dar el mismo trato a los días meritorios que a los horribles. Ese transcurrir de preguntas sin respuestas, o de inventivas disfrazadas de sabiduría. Esa certeza de que no podemos amarrar lo que nos gusta, ni calmar lo que duele, ni amar para siempre..Esa amenaza, que en algunos fue realidad, de saber que lo que hoy nos llena, tal vez mañana nos haga reventar.
Boyhood es una gran obra, muy completa, muy redonda, muy melancólica, muy poética y muy, ¡pero que muy, amarga!.
La experiencia vital son la suma de todos los momentos que, como reflexiona el protagonista, nosotros no elegimos casi nunca, más bien nos atropellan.
El director grabó las escenas haciendo coincidir la vida fílmica con la vida de los actores y sus personajes, consiguiendo así una sensación espacio/tiempo que transmite naturalidad, armonía y verdad; demostrando que los trucos en el cine tal vez sean importantes y fundamentales, pero nunca superarán la autenticidad y frescura de la recogida del fruto en su justo momento.
Ese fluir de semanas y estaciones, de fechas señaladas, de ilusiones que caducan, de elecciones equivocadas, de imparable deterioro...; con la única y cierta compañía de una trituradora (algunos la llaman olvido, otros edad inconfesable) que acaba por dar el mismo trato a los días meritorios que a los horribles. Ese transcurrir de preguntas sin respuestas, o de inventivas disfrazadas de sabiduría. Esa certeza de que no podemos amarrar lo que nos gusta, ni calmar lo que duele, ni amar para siempre..Esa amenaza, que en algunos fue realidad, de saber que lo que hoy nos llena, tal vez mañana nos haga reventar.
Boyhood es una gran obra, muy completa, muy redonda, muy melancólica, muy poética y muy, ¡pero que muy, amarga!.