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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
8
Acción. Thriller La primera misión del agente británico James Bond (Daniel Craig) como agente 007 lo lleva hasta Le Chiffre (Mads Mikkelsen), banquero de los terroristas de todo el mundo. Para detenerlo y desmantelar la red terrorista, Bond debe derrotarlo en una arriesgada partida de póquer en el Casino Royale. Al principio a Bond le disgusta Vesper Lynd (Eva Green), la hermosa oficial del Tesoro que debe vigilar el dinero del gobierno. Pero, a medida ... [+]
26 de diciembre de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por 1953, Ian Fleming concebía la primera novela de una hermosa máquina de matar. Según sus propias palabras, la razón que le impulsó a debutar como escritor más allá de la cuarentena: olvidar la terrible decisión de casarse. En 1967, Casino Royale se convertiría en una comedia paródica plagada de estrellas (Peter Sellers, Ursula Andress, David Niven, Woody Alllen, Orson Welles, Deborah Kerr…) y cinco directores a su cargo, entre los que se encontraba John Huston (El hombre que pudo reinar). Cuatro décadas más tarde, una nueva y fidedigna adaptación pretende revisar la franquicia a batir. Para ello, se retorna a los orígenes del protagonista, se opta por un nuevo Bond, el sexto (con Brosnan, el espía se parecía cada vez más al personaje que interpretara en Remington Steele), y se logra por fin un ansiado y revitalizador tono, una concesión a las nuevas generaciones de admiradoras (y admiradores).

Martin Campbell, que ya dirigió una misión del agente británico en Goldeneye (1995), se une al gran guionista que es Paul Haggis (Million Dollar Baby, Crash), y juntos, fabrican un prólogo y un epílogo lo suficientemente convincentes para allanar el camino a posteriores entregas. Siguen los mamporros, los flirteos (Eva Green, la revelación en Soñadores (2003), de Bertolucci, se erige en una de las mejores compañeras que ha tenido el espía) y las localizaciones exóticas (Bahamas, Madagascar, Montenegro, Venecia…), pero los cambios son evidentes y sugestivos: menos efectos especiales, adiós a su aire naif, glamuroso y aristocrático, a Monnypenny, a Q y sus aparatitos…
La nueva dimensión de Bond, que acoge un tono más oscuro, realista, y en definitiva, cercano – sólo hay que fijarse en la canción que abre los títulos de crédito, si no me equivoco, el alma torturada de Chris Cornell, vocalista de Soundgarden y Audioslave -, no sería lo mismo sin su magnífica historia de amor, pero sobre todo, sin Daniel Craig (The mother, El intruso, Munich), un actor como la copa de un pino, y el principal culpable, con el permiso de Connery, de encontrarnos con el mejor Bond, James Bond, de cuantos se hayan hecho hasta la fecha.
La Maga
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