Haz click aquí para copiar la URL
España España · Salamanca
Voto de La Maga:
8
Intriga. Drama Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al hockey en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y la de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es ... [+]
11 de mayo de 2007
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine del bueno, fotogramas de un director grande de verdad, deudor de la mejor tradición del cine clásico.
Con Mystic River, Clint Eastwood vuelve a las andadas, y lo hace retomando, durante buena parte del metraje, las cotas que ya alcanzara con sus dos obras maestras: Sin Perdón (1992), y Los puentes de Madison (1995), una serie de películas a partir de las cuales Eastwood quedó encuadrado definitivamente en la lista de imprescindibles. En esta ocasión, se apoya en la soberbia adaptación, que Brian Helgeland hace de la novela de Dennis Lehane, para diseñar un complejo lienzo de relaciones cruzadas, a lo largo de un cuarto de siglo, provocadas por la exposición a la violencia en una sociedad tan paranoica como la norteamericana.
Trauma
Tres prototipos de ciudadano responden a un trauma acaecido en la adolescencia en un barrio periférico del distrito de Boston, y acaban enfrascados en un laberinto en el que los fantasmas del pasado y la venganza del presente se dan la mano. Eastwood indaga en las profundidades del alma humana, deja claro lo que piensa, la violencia es una infección creada por el propio individuo para su autodestrucción, y al mismo tiempo, nos pregunta hasta qué punto estamos dispuestos a combatir sus devastadores efectos para proteger la inocencia. Tim Robbins le pone rostro a la soledad silenciosa, Sean Penn al ansia de venganza y la locura pretérita. Dos interpretaciones magistrales a las que ni siquiera les afecta la artificiosidad de la intriga policial que los rodea (el desenlace policial es deficiente), pues lo que importa no es quién es el asesino, sino la reflexión social y psicológica sobre el traslado de las pesadillas infantiles a la vida adulta. Mordaz, sombría, pesimista, cada personaje deambula bajo el peso de la opacidad moral mientras una baldosa les recuerda lo truncada de algunas vidas.
Fiel a su estilo austero, con ese virtuosismo clásico que le caracteriza, Eastwood nos hace partícipes de una vivencia de bello desgarro y elegante factura, indescriptible pero perceptible, falta de originalidad, sí, pero que gracias a un obsesivo tono pausado voluntariamente arrítmico, consigue el equilibrio y la profundización emocional necesarios para debatir acerca de la amistad rota, la violación de la inocencia, la fatalidad, y la venganza innecesaria.
La Maga
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow