Existen tres formas básicas de manipular a la población; a través de una mentira, inculcando un sentimiento de pena, y provocando miedo. En esta película, el director de aquella historia sobre aquel niño que veía muertos, nos intenta mostrarnos como es posible condicionar a toda una generación de habitantes de un pueblo a través del miedo.

Quizás, lo peor que le pudo pasar a esta película es ser presentada ante el gran público como una película de terror al estilo de "El Sexto Sentido". El éxito de esta última y del ambiente de terror que supo darle el señor Night Shyamalan condicionó al gran público que esperaba una cosa bien distinta.

La película, por contra de las críticas de los que iban esperando otra cosa, no es mala. Tiene un guión bastante bueno, la fotografía, vestuario, iluminación y demás están sobresalientemente logrados, tiene unas actuaciones muy sólidas, y un curioso final. Sin embargo, la película se encuadra dentro de las películas a las que les falta algo.

Destaca de manera especial un Adrien Brody que deja de lado su habitual mono-semblante para deleitarnos con una interpretación dificil y llena de expresividad. A él se le una la extraordinaria actuación de la desconocida Bryce Dallas Howard, y los siempre sólidos Joaquim Phoenix, Willian Hurt, y Sigourney Weaver.