Otra de las refrescantes películas de Jackie Chan ese honorable miembro de la sociedad cinematográfica de Hong Kong, tan increíblemente dinámica.Little Big Soldier, ambientada en la China ancestral, siglos antes de Cristo, convertida en reinos de taifas y grandes señores de la guerra. El amigo risueño y divertido Jackie, uno de los grandes maestros de las artes marciales y la comedia en el cine, es un viejo soldado (Jackie Chan) ex campesino que sobrevive a una sangrienta batalla haciéndose el muerto. Una especie de "Miles gloriosus" o soldado fanfarrón de Plauto (o de Quevedo), venido a menos. Con una secuencia inicial llena de acción y de encanto, Chang logra hacer prisionero al general enemigo (Lee-Hom Wang) lo cual le permitirá resolver su vida futura pues está estipulado que el que logra tal hazaña será premiado con acres de tierra para cultivar y la exención de más levas como soldado.


Toda la película es una divertida y activa dinámica de persecuciones, luchas y momentos de gran comicidad, que va cimentando la relación entre el soldado y el joven general, en una especie de "road movie" de pistas y senderos chinos, sobre la que destaca la tozudez de Chan, pero también su pacifismo y su hermosa conexión con la naturaleza (¿un guiño al Kurosawa de "Dersu Urzala"?) y la variedad de aventuras que atrae el misterioso joven general tres de sí.


Como suele suceder con el cine chino, tanto los escenarios naturales, como la fotografía --con momentos de plenitud visual con aspiraciones poéticas--, la perfección técnica y las interpretaciones (esa curiosa manera de actuar que parece una "comeddia de l'arte" a la china manera) servidos en esta ocasión por un guión --de Chan-- bastante divertido y variado, además de las consabidas y magistrales coreografías en los combates, hacen de esta película una muestra más de la consumada habilidad oriental y en particular de la madurez de Chan que, aunque sigue con los tics apayasados y excesos de costumbre, da una vuelta de tuerca al personaje, dándole profundidad y espesor dramático. Como suele hacer, Jackie Chan nos regala una serie de tomas falsas al final de la película. No os las perdáis.