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Voto de Felipe Critic:
6
Acción. Terror. Ciencia ficción Un submarino de aguas profundas, que forma parte de un programa internacional, es atacado por una enorme criatura y queda averiado en el fondo de la fosa oceánica más profunda del Pacífico, con su tripulación atrapada en el interior. El tiempo se acaba y un oceanógrafo chino, el Dr. Chang, recluta a Jonas Taylor (Jason Statham), un especialista en rescate en aguas profundas, en contra de los deseos de su hija Suyin (Li Bingbing) que ... [+]
14 de noviembre de 2018
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Sumergiéndose en aguas peligrosas, Warner Bros. y Gravity Pictures estrenan su último blockbuster para la temporada veraniega. Un monstruo prehistórico que está tragándose a bocados millones y millones de dólares a causa de tres factores claves: el primero, por supuesto, el imán que significa un tiburón gigante en cualquier cartelera del mundo; segundo, la “gran diversificación” de equipo y elenco en un producto que reluce, desde lejos, corpulencia americana, pero que, sin embargo, acorde a los registros, fue suficiente para el público asiático como para agasajarla con cifras abrumadoras; y por último, Jason Statham, quien reclama así su puesto de héroe de acción luego de patearle el trasero a cientos como “Deckard Shaw” de la franquicia “Furious” y “Rick Ford” de “Spy,” dos grandes personajes que lo forjan como una infalible estrella-gancho entre el público norteamericano. Aunando sabiamente las estrategias y promocionándolas con frescura y autenticidad a nivel mundial, no había duda de que se estaría cocinando un poderoso terremoto comercial, satisfaciendo los caprichos del espectador menos exigente con un mega-producto inequívocamente americano que nunca procura ir más allá de lo que es: un remate maestro para la temporada cinematográfica mas ostentosa y desprejuiciada del año, de apabullantes magnitudes visuales posibles gracias a un magnánimo trabajo de efectos visuales, con personajes imbuidos del suficiente carisma como para resarcir la inconsistencia argumental y la mareante rimbombancia narrativa que se agolpan contundentemente conforme avanza el metraje. Solo compra los snacks, repantígate en el asiento, pon el cerebro en modo off y entra en las malévolas fauces de esta B-movie de monstruos que boya sobra el cine del “gran” Michael Bay.

Erich Hoeber, Jon Hoeber— cercanos tanto familiar como profesionalmente—y Dean Georgaris, adaptando con libertad “Meg: A Novel of Deep Terror”, la primera de las novelas de ciencia ficción del escritor americano Steve Alten, presentan un guion desprovisto de cualquier ápice de cerebro. Abriendo con una introducción artificialmente efectiva, el material resulta medianamente convincente para los no conocedores, todo, claramente, hasta que la cordura desaparece y el espectáculo bombástico toma su lugar. Esta película es, sencillamente, un ejercicio de acción/aventuras de gran presupuesto de casi dos horas que pone a prueba tus ganas de pasar un grato rato, solo eso.

Como estrategia comercial, es un producto severamente aligerado con respecto a las novelas, canjeando tanques de sangre y escenas más crudas por secuencias edulcoradas y muertes cómicas que resultan tan frustrantes como divertidas. Con sus posters y único tráiler como fehacientes pruebas, gran parte de la historia se desarrolla con los personajes bien alejados del litoral, cuestión que los avances publicitarios solamente acarician y que destroza las esperanzas de una “Piranha 3-D” mastodóntica. La emocionante salvajada que se anuncia desde el inicio tiene lugar en el último cuarto del largometraje, salvajismo que transmuta rápidamente en gracilidad. Incluso de este modo funciona bastante bien la adaptación; sin embargo, deja, una vez más, descubierta la creciente tendencia de “engaño” que los estudios implantan para atraer a las masas dentro de su marketing, algo que esta vez, pese a dejar ahogar a muchos seguidores que soñaron con una versión R, les funcionó de maravilla. Está claro que van a nadar más deprisa, ¿listos para una nueva franquicia?

Warner ha hecho un magnífico trabajo con las imágenes, eso no se puede negar. Este suntuoso festín de efectos digitales podría ser de lo mejor que podrías ver en una sala de cine este año. El diseño de producción de Grant Major es gigantesco, armónico con su presupuesto ($130 millones de dólares), creando una magnificencia visual que propulsa y defiende su esencia: big dumb action movie.

Los hercúleos set-pieces encuentran un propulsor en el soundtrack de Harry Gregson-Williams, con composiciones ambientales y dramáticas que se ensamblan con populares éxitos y clásicos musicales como la versión tailandesa de “Hey Mickey” de Toni Basil o “Beyond the Sea” de Bobby Darin, que la dota de esa personalidad irreverente, ese PG-13 que los ejecutivos han decidido abrazar.

Sin embargo, la construcción de tensión es gravemente mediocre, pues esta debería manejarse de forma maestra en un filme como estos. Con el inevitable y repetitivo referente de Steven Spielberg en frente, se aprecia poco esmero en una introducción tenebrosa y suspensiva para el gran tiburón, las muertes no son del todo imaginativas y sus apariciones quedan lejos de trasmitir lo que deberían trasmitir. Lo anterior no quiere decir que no haya ni un ápice de tensión, la hay, especialmente en el primer acto de la película, no obstante, ni la heroicidad de Statham ni la valentía de Bingbing Li consiguen salvar tan vital componente.

“The Meg” de Jon Turteltaub clausura la temporada estival cinematográfica del 2018 con una mordedura bestial. No estamos frente a una revolucionaria mega-producción, estamos en frente de un filme de enorme presupuesto que vuelve a poner sobre la mesa los acuerdos de coproducción entre el mercado americano y oriental— evento que “The Great Wall” de Matt Damon no pudo saldar —ante la increíble redituabilidad comercial y la sorpresiva— para bien —respuesta mixta de la crítica. La cinta de Turteltaub no está para ser criticada desde el campo narrativo, ahorrándonos la inutilidad, el filme está hecho en función a su capacidad de entretenimiento fugaz, en lo cual se ganaría uno de los puestos más altos en el podio. Muerde el anzuelo, apaga tu cerebro y deja que esta monumental maquina de entretenimiento/dinero abra sus fauces e intente, solo intente, devorarte por casi dos horas.
Felipe Critic
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