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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
8
Thriller. Intriga Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad de Berlín. La policía lo busca frenética y desesperadamente, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino, deciden buscarlo ellos mismos. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang había alcanzado las máximas cotas en el lenguaje visual con su maestría en el cine mudo, sirvan “Los nibelungos” o “Metrópolis” como ejemplo, cuando se plantea su primer largometraje sonoro con esta historia en la que un asesino de niños tiene consternado a toda Alemania.

“M” es realmente una película sorprendente, de las que dejan con la boca abierta.
Su impecable factura parece impropia para una obra filmada hace casi 90 años, da lecciones de encuadres, ritmo narrativo y movimientos de cámara al 99% de los thrillers actuales. Toda la narración es suave y fluida, movimientos que nos llevan de un detalle a otro, travellings que siguen a los personajes como si los acompañáramos, maravillosos encuadres, y enriquecedores tomas desde las alturas. Una dirección asombrosamente moderna y que saca a la luz el talento y poderío de un cineasta para aprovechar todos los medios a su alcance.

Sorprende con la magistral utilización del montaje como elemento narrativo. Toda la forma en la que está contada la investigación es primorosa, visualmente imaginativa. El jefe de policía le explica al ministro las investigaciones llevadas a cabo, y mientras escuchamos las palabras vemos a los policías registrando casas y batiendo bosques. Eso que hoy nos parece la forma más normal de narrar una película, aquí se estaba inventando y perfeccionando. O cuando alterna los diálogos de las dos reuniones paralelas, de las fuerzas del orden por un lado y las organizaciones delictivas por otro, hablando de lo mismo pero cada uno en su jerga, contraponiéndose.

¿Y esto no era la historia de un asesino?, porque llega un momento en que el asesino es lo de menos, en toda la parte central de la historia ni sabemos de él, porque de repente estamos inmerso en una crítica social a la Alemania pre nazi en la que el pueblo no se siente seguro, la policía aprovecha la excusa de los crímenes sin resolver para extralimitarse en sus funciones, y en el que la sospecha se instala entre los ciudadanos. Cualquier detalle nimio convierte a uno en posible asesino, encendiendo la llama de la venganza popular que se refleja en conatos de linchamientos. Así veía el director alemán a su país, expuesto a que un fósforo lo hiciera saltar por los aires.

La gran virtud de “M” es la capacidad de sugerir, no hace falta la vulgaridad de lo evidente para mostrarnos lo que ocurre, una sombra que se alza sobre las demás en una pared nos hace ver que es la voz cantante y la figura a la que debemos atender, una pelota que rueda y se detiene nos sobrecoge el corazón porque intuimos que la ausencia del nino detrás de la pelota tiene mal augurio, un globo enredado en el cableado eléctrico nos insinúa una muerte, una canción silbada nos previene de la perversión que se acerca. Es el expresionismo contenido, bien administrado, es obtener la complicidad del espectador por medio de lo sutil y no de lo impactante. No hay borbotones de sangre, ni tiroteos, ni actos sexuales, ni héroes que se creen por encima del bien y del mal. Lo que hay es un asesino consternado por su maldita naturaleza y un pueblo que no entiende la utilidad de la justicia, ni de los organismos que la administran, y que se escenifica en un juicio final en el que, como espectadores, somos a la vez jurado, acusadores, defensores, y hasta en cierta medida, acusados.

Una obra maestra, y una delicia para los sentidos.
Orson_
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