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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
7
Terror Ésta es una de las primeras versiones sobre el mítico vampiro. Fue realizada por la Universal, productora especializada en el cine de terror. El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente, llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar ... [+]
22 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra mítica de Tod Browning que supuso el comienzo de todo un fenómeno popular, primera adaptación legítima de la obra de Brad Stoker, en cuanto el “Nosferatu” de Murnau lo hizo sin permiso del autor, y que puso el germen que ha llegado hasta nuestros días en la creación de todo un subgénero de vampiros con universo propio. Realmente su fuente literaria fue la obra teatral que se representaba en Broadway, la cual sí había negociado la adaptación de la novela con la viuda del escritor irlandés, de ahí algunos cambios significativos como que fuese Renfield el que llega al castillo de Transilvania, en vez del novio de Mina, Jonathan Harcker.

El actor elegido en principio para dar vida al conde sediento de sangre era el legendario Lon Chaney, que había trabajado en varias ocasiones con Browning, pero falleció poco antes de comenzar el rodaje, siendo elegido entonces el húngaro Bela Lugosi, que lo representaba en el teatro, y que alcanzó la inmortalidad con este filme. Su melosa forma de hablar con marcado acento centroeuropeo, su porte elegante y su mirada fija y penetrante con la que hipnotizaba a sus víctimas, lo encumbraron al olimpo de los mitos cinematográficos. Sus primeros planos son de lo mejor de la cinta. Visto hoy puede resultar demasiado sobreactuado, pero mantiene innegablemente el encanto y uno imagina el impacto que debió ejercer en el público de la época.

El estilo de Browning se ha mantenido vistoso de forma estimable, sobre todo en la primera parte de la historia en la que visitamos el castillo en los Cárpatos, escenarios decrépitos, tenebrosos, rancios, en los que Browning se sentía muy a gusto. Con la traslación de la historia a Londres esa atmósfera macilenta se pierde en parte, pero con la inestimable ayuda del operador de cámara Karl Freund, uno de los más famosos del expresionismo alemán, intenta agilizar la trama y buscar alternativas a la falta de medios de la época. Las apariciones de Drácula son las que mantienen el interés del argumento que se pierde demasiado en diálogos de salón, pero que encuentra en el jugoso personaje de Renfield, otro bastión enfermizo que zarandea la tranquilidad del espectador con su risa poseída.

A este Drácula no sólo hay que reconocerle el mérito del impacto popular, sino también que ejerciera de guía para que la Universal viera un filón y se lanzara a la adaptación de otras obras clásicas de terror, constituyendo uno de los períodos más fructíferos, emblemáticos e influyentes, de la historia del cine. La productora eliminó 15 minutos de metraje por considerarlos demasiado atrevidos, ojalá pudieran recuperarse, porque conociendo al Browning de “Freaks”, podrían ser inolvidables.
Orson_
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