..porque como te dé por utilizarlo y pensar en todo lo que está pasando en pantalla, una mueca de asco e incredulidad te acompañará toda la película.
Una cosa es hacer uso de la suspensión de la realidad que a veces nos piden las películas (virus zombies, superhéroes, tornados de tiburones, Mario Casas intentando vocalizar..), y otra muy distinta es tomarnos por subnormales profundos.
La película es una sucesión de situaciones ridículas e inverosímiles, una tras otra, fatal explicadas y torpemente ejecutadas, sustentadas única y exclusivamente por un elenco actoral con carisma, pero insuficiente para sostener tamaño despropósito a todos los niveles. Un aplauso especial para:
-La peluca estrafalaria de Woody Harrelson, y su sobreactuación extrema.
-La inutilidad absoluta de todas las fuerzas policiales, incapaces de arrestar a ¡trileros! ultra-buscadísimos por la ley, que se tiran media hora haciendo representaciones en las calles (no, no, ANUNCIADAS DE ANTEMANO), rodeados de público, subiéndolo a internet.
-El público (de todo el planeta, ahí es nada) teniendo orgasmos y adorando a este grupo de delincuentes buscados. Claro que sí.
-Los giros más absurdos y tramposos de guión que he visto en mi vida (el guionista ha troleado a gusto).
-Gran parte de la acción se desarrolla en....¡¡¡China!!! (no olvidemos que ahora mismo es el mercado más importante, donde más recaudan los blockbusters americanos), metidísima con calzador para ganar pasta internacionalmente. No os perdáis cómo llegan al país del arroz tres delicias, es FLI-PAN-TE (por flipante quiero decir DEMIGRANTE).
-Por último, un aplauso al final más tramposo y engañabobos de todo el año.
El mejor truco de la película no lo han hecho los magos, sino los productores al quedarse con nuestra pasta del cine.
Bravo.