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8
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Fantástico. Aventuras. Drama
El final ha llegado. Harry, Hermione y Ron tendrán que recuperar la espada de Gryffindor para encontrar y destruir los últimos horrocruxes. Mientras tanto, Lord Voldemort está a punto de apoderarse por completo de Hogwarts y de conseguir su objetivo: matar a Harry Potter. La única esperanza de Harry es encontrar los horrocruxes antes de que Voldemort lo encuentre a él. Buscando pistas, descubre una antigua y olvidada historia: la ... [+]
15 de julio de 2011
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quería, primero, levantar una queja sonora sobre las estafas de mi niñez:
1. Los tres altruistas de oriente, que regalan juguetes a los niños buenos, y agasajan hasta lo insultante a los niños ricos, son los padres. Una primera estafa. Un 3 sobre 5 en “flipendo emocional”* (consultar al final del spoiler)
2. El amor no dura para siempre, es resultado de una bofetada química que embriaga la conciencia durante un período de tiempo que oscila entre 3 meses y tres años. Luego queda, si acaso, la oxitocina, la hormona del apego y el cariño. Un 4 sobre 5 en “flipendo emocional”.
3. Los desagradables tíos de Potter intentaron evitar que el joven mago leyese la codiciada carta de acceso a Howarts. La cara de idiotas de los Dursley fue antológica cuando miles de cartas idénticas salieron disparadas de la chimenea. Yo aún espero la mía. La franquicia se ha acabado y dudo que sea lícito el ingreso a Howarts a los 21 años. Toca aceptar la remota posibilidad de que sea, después de todo, un mugle. 5 sobre 5 en “flipendo emocional”.
-Madurez: dícese del buen juicio o prudencia que se supone ligado a la plenitud vital. Quiero proponer una nueva definición. “Momento en el que un inmaduro redomado no tiene otra posibilidad que afrontar el final de la saga de ficción (literaria o cinematográfica) que lo acompañó durante su infancia y adolescencia, tras haber asistido a toda una colección de artimañas comerciales para exprimir hasta la última gota en forma de dólar".
(Sigo abajo por falta de espacio, aviso de un ligero spoiler)
1. Los tres altruistas de oriente, que regalan juguetes a los niños buenos, y agasajan hasta lo insultante a los niños ricos, son los padres. Una primera estafa. Un 3 sobre 5 en “flipendo emocional”* (consultar al final del spoiler)
2. El amor no dura para siempre, es resultado de una bofetada química que embriaga la conciencia durante un período de tiempo que oscila entre 3 meses y tres años. Luego queda, si acaso, la oxitocina, la hormona del apego y el cariño. Un 4 sobre 5 en “flipendo emocional”.
3. Los desagradables tíos de Potter intentaron evitar que el joven mago leyese la codiciada carta de acceso a Howarts. La cara de idiotas de los Dursley fue antológica cuando miles de cartas idénticas salieron disparadas de la chimenea. Yo aún espero la mía. La franquicia se ha acabado y dudo que sea lícito el ingreso a Howarts a los 21 años. Toca aceptar la remota posibilidad de que sea, después de todo, un mugle. 5 sobre 5 en “flipendo emocional”.
-Madurez: dícese del buen juicio o prudencia que se supone ligado a la plenitud vital. Quiero proponer una nueva definición. “Momento en el que un inmaduro redomado no tiene otra posibilidad que afrontar el final de la saga de ficción (literaria o cinematográfica) que lo acompañó durante su infancia y adolescencia, tras haber asistido a toda una colección de artimañas comerciales para exprimir hasta la última gota en forma de dólar".
(Sigo abajo por falta de espacio, aviso de un ligero spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final, esa certeza tan extraña y tan fea que se supone inherente a todas las cosas, que da sentido a la vida, y se lo quita, hoy está sobre mi cabeza. Y sobre la de miles de niños, los niños de J. k. Rowling (que ahora tienen barba y están matriculados en un grado, sucedáneo de licenciatura, en paro o en formación profesional). Ese final insobornable, es más agresivo conforme avanzamos hacia el epicentro creativo. Ya segó, por ejemplo, la resistencia emocional de Daniel Radcliffe, Emma Watson, y Rupert Grint, los jóvenes que sobreviven (por ahora) al huracán de la fama y el éxito prematuros. El mismo final golpeó con la fuerza de mil hombres las neuronas de Rowling. La mujer que diseñó la magia como forma de vida confesó que “la presión llegó a ser enorme”, y reconoció haber jugado al autoengaño para afrontar las toneladas de responsabilidad. El día que terminó de sumar papel a la enrevesada historia, desapareció el traje del autoengaño: en una habitación de hotel, reflejo del solitario santuario de quien se propone finalizar una empresa gigantesca, rodeada de su propia creación y sus sueños tallados en celulosa, rompió a llorar. Y lloró. Y Harry se alejó, pero no de forma abrupta, no fue segado, no fue arrancado, se diluyó en la bruma de las cosas que se acaban, en paz, en silencio, en la melodía de una madre que llora después de dar a luz. Y por ello la disculpo de todo, a pesar de haber destrozado la infancia de un niño con un nombre tan poco agradecido como Albus Severus Potter, y por ello, porque soy libre gracias al epílogo, contradigo a mi sentido común y digo que este es imprescindible y maravilloso.
El exorcismo nunca pudo ser más liviano: los magos ya no están, irrumpe en su lugar la más optimista de las rupturas sentimentales: “Se fue, pero algo de él queda en mí, y fue bonito mientras duró. Se acabó, porque todas las cosas se acaban”.
*”Flipendo emocional”: Desconcierto provocado por una verdad difícil de asimilar. Concepto acuñado para la ocasión y de “frikismo” imperdonable.
**Por cierto, Radcliffe sigue con el mismo catálogo de gestos que Chuck Norris.
El exorcismo nunca pudo ser más liviano: los magos ya no están, irrumpe en su lugar la más optimista de las rupturas sentimentales: “Se fue, pero algo de él queda en mí, y fue bonito mientras duró. Se acabó, porque todas las cosas se acaban”.
*”Flipendo emocional”: Desconcierto provocado por una verdad difícil de asimilar. Concepto acuñado para la ocasión y de “frikismo” imperdonable.
**Por cierto, Radcliffe sigue con el mismo catálogo de gestos que Chuck Norris.