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España España · Sevilla
Voto de El Destro:
8
Terror. Romance. Fantástico En el año 1890, el joven abogado Jonathan Harker viaja a un castillo perdido de Transilvania, donde conoce al conde Drácula, que en 1462 perdió a su amor, Elisabeta. El conde, fascinado por una fotografía de Mina Murray, la novia de Harker, que le recuerda a su Elisabeta, viaja hasta Londres "cruzando océanos de tiempo" para conocerla. Ya en Inglaterra, intenta conquistar y seducir a Lucy, la mejor amiga de Mina. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2005, una escritora de Conneticut sacó a la luz la primera referencia, de lo que acabaría siendo una de las sagas de ficción sobre vampiros más conocidas de los últimos tiempos. La saga en cuestión, que se centraba en el romance entre una adolescente y un vampiro, causó un tremendo impacto en el público joven del momento, consiguiendo, desde dos puntos de vista, resucitar el interés por el mito del chupa-sangre.

Personalmente, no soy un gran entendido de esta mitología; lo que sí soy es un buen consumidor del entretenimiento basado en ella, y según mi modesta experiencia, intentaré contextualizar esta "Bram Stoker's Drácula", en pos de recomendarla a todos esos jóvenes que, de una u otra manera, fueron impactados por esa saga vampírica tan polémica, pero desconocen de donde salió mucho de lo que la sustenta...


El vampiro es una criatura del folclore y la mitología humana. Sus raíces más añejas se remontan a las primeras civilizaciones: ya en Mesopotamia y pasando por Grecia o la mitología nórdica, se escribió sobre seres monstruosos que se alimentaban de la sangre y el alma de los mortales. El paso del tiempo fue puliendo el mito, y por doquier aparecían leyendas y rumores que se arraigaban casi como creencias, dando vida a las supersticiones que movieron las costumbres de muchos pueblos en la edad media; se conservan incluso escritos de clerecía que mencionaban y describían a estos seres. Pero fue en el siglo XVIII cuando, finalmente, el concepto del vampiro adquirió un carácter público, apareciendo en ciertas referencias de la prensa escrita de la época. El alcance de su popularidad fue tal, que incluso la ciencia del momento, tan obstinada en la búsqueda de una verdad absoluta, se volcó en estudiar el asunto en pos de desmentirlo.

A partir de aquel momento, la figura del vampiro empezó a formar parte del imaginario más común y, como tal, empezó a ser aprovechado por la literatura más cultural, convirtiéndolo, también, en un producto de entretenimiento.

El vampiro era, pues, un personaje malvado y temible, el monstruo definitivo, un antagonista perfecto para obras de terror, que gustaba de consumir el común de los mortales, gentes ávidas de emociones fuertes o deseosas de alimentar sus propias supersticiones. Sobre este contexto, a finales del XIX, el escritor irlandés Bram Stoker publicó la que sería su obra más reconocida, y posiblemente la más emblemática sobre el vampirismo que se haya escrito jamás; y hablamos de "Drácula". La novela, un relato basado en la figura de un príncipe rumano del siglo XV, fue escrita en forma epistolar, lo que aumentó el interés de un público bastante sensacionalista; y asentó a este infame personaje como ejemplo indiscutible del vampiro... una figura monstruosa y temida, representación absoluta de lo más tenebroso.

Con la aparición del cinematógrafo (al que, por cierto, se hace buen homenaje en la película que nos ocupa), la terrorífica criatura también cobró vida propia en la pantalla; llegando a su máxima expresión en 1922, gracias a Murnau y su "Nosferatu". La cinta, que no era más que una adaptación de la obra de Stoker disfrazada por motivos de autoría, presentaba al horripilante Conde Orlok, una monstruosa y horrenda criatura deforme. Apoyado, además, por la polémica interpretación de Max Schreck (tan metido en el papel que acabó suscitando dudas...), "Nosferatu" se convirtió en toda una referencia del expresionismo alemán, y en la máxima representación del vampiro como ser terrorífico... para que me entiendan los jóvenes fans de "Crepúsculo", en estos años, a nadie le hubiera atraído sexualmente un vampiro, ni muchísimo menos... de haberlo situado en un instituto, probablemente la reacción de la guapa de la clase no hubiera sido la de enamorarse...

No fue sino con el paso del tiempo, y a medida que el avance científico iba convirtiendo las supersticiones en mitos, que el ser humano fue perdiéndole miedo y ganándole interés al vampiro, haciendo que los autores empezaran a hablar de ellos desde otros puntos de vista. En ese sentido, esta "Bram Stoker's Drácula" tuvo mucho que ver; Coppola tuvo a bien respetar casi al dedillo la obra original del irlandés, pero añadió a la historia un arco argumental diferente: una motivación romántica al personaje del vampiro, que lo dotó de una nueva personalidad como <caballero seductor>.

A partir de aquí la criatura empezó a mutar... a transformarse en un ser más <humano> en apariencia, normalmente de gran belleza y atractivo físico, cuya morderura, inclusive, adquiría cierto tono dentro de lo más puramente sexual... el vampiro empezó a ser más amado que temido. Autores como la aclamada Anne Rice acabaron por asentar esta imagen del no-muerto, condicionando por completo lo que hoy es su mitología.

Fue así como, dando un salto de gigante, la famosa criatura ancestral llegó a formar parte de aquella fructuosa idea, que fue colocarlo como protagonista un amorío adolescente, llevando a extremo ese carácter de seductor: este vampiro perdía ya prácticamente todo su look terrorífico, en favor de su atractivo sexual, lo que cabreó a buena parte de su afición más conservadora.

Así que; tanto si eres un fan incondicional de la saga "Crepúsculo", y gracias a ella te acabas de incorporar a los amantes de la mitología del vampiro; como si ya eras todo un versado en la materia, que no pudo tragarse su extremista concepción del personaje; conviene que visiones esta memorable película de uno de los grandes del cine, y que, antes de hacerlo con la referida saga adolescente, expreses tu opinión personal sobre su arriesgada idea de contarnos, en esta obra de arte del celuloide, que el vampiro más temido de la historia solo actuaba movido por amor.
El Destro
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