Curiosamente tengo mis propios documentales familiares rodados cuando compre la cámara en 1.993. Allí grabé a mi abuelita, con su rostro marcado por las arrugas del tiempo. Tuvo una dura vida que muestro con sinceridad, haciendo sus trabajos cotidianos, con aquellas manos donde se refleja el duro quehacer diario. También salimos toda la familia, comiendo durante las festividades, y los momentos comunes, como las charlas delante de una taza de café... bromas, celebraciones; encuentros todos ellos inolvidables.

Haré una edición y a ver si consigo transmitir toda la verdad que encontré en Verano de 1.993. Me encantaría que se conociese mi obra, donde queda reflejada la vida de mi humilde familia, a la que dediqué montones de horas para deleite y visionado posterior, durante los años que siguieron, cuando ya algunos de sus miembros, no se encontraban ente nosotros.