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España España · Santa cruz de Tenerife
Voto de pakos:
10
Romance. Drama Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2017
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más dramático que ese arranque.. antes de batirse en duelo de honor, un pianista amnésico ( porque no hay peor amnesia que olvidar lo que realmente se ha amado) lee terribles palabras en una carta: “ Cuando leas estas líneas, habré muerto…”
Luego, el flash back, con la voz en off , en el que se narra el amor platónico de una adolescente por un pianista al que aún no ha visto, pero que sí lo ha oído tocar. No es, de este modo, "amor ad oculus", sino que el puente que los une es la música, idea muy sugerente y original..
Amor ,a priori ,espiritual, platónico ( iba a decir auténtico, por tanto, pero me callo, porque supongo un relativismo feroz en esta cuestión y más aún hoy, con la vida de epidermis que llevamos). La vida íntima de Jordan se vislumbra a través de las ejecuciones al piano, que vienen a traducir momentos de éxtasis, de ira o de fracaso. La adolescente Fontaine es testigo de todas esas pasiones simultáneamente, mientras se balancea en un columpio…¿no es una idea maravillosa?.
Es curioso, si la película no cae nunca en lo folletinesco, se debe a una sutil puesta en escena de ese poeta que es Ophuls, con exquisitos travellings (nadie ha filmado como él a un personaje bajando y subiendo una escalera, elaboradísimos encuadres a través de ventanas, estética expresionista, con un maravilloso contraste de luces y sombras en una Viena recreada y soñada,...y ,además añade oportunos contrapuntos humorísticos como el de aquel negocio de virtual viaje en tren (metáfora sobre el cine) de los dos fastidiados ancianos , uno de los músicos del salón de baile zampándose un bocata mientras espera estoicamente a que terminen de danzar Fontaine y Jordan, o el fiasco del joven militar tras ser plantado por Joan Fontaine, con el irónico y pomposo acompañamiento de una banda de música preparada ex profeso para celebrar el compromiso.
Cito un pasaje de un sugerente tratado de estética del que desafortunadamente solo se conservan algunos fragmentos. Dicho pasaje se encuentra en De lo sublime, de Longino, y dice así:
“ En efecto, no es a la persuasión de los auditores, sino al éxtasis que lleva a lo prodigioso, lo asombroso junto a lo que arrebata, siempre prevalece sobre lo persuasivo y gracioso, pues lo persuasivo depende mayormente de nosotros, y en cambio aquéllos ejercen un poder y una violencia irresistibles, sobrepujando al auditor completamente… Lo sublime , al irrumpir en el momento oportuno, despedaza todas las cosas como un rayo.”
Y para darle la razón a Longino, en Carta de una desconocida, hay una escena platónica verdaderamente epifánica, aquella en la que la adolescente Fontaine se encarama a la ventana para oír el piano de Jordan. Ella, mientras oye tocar a Louis Jordan, aspira con deleite una suave brisa, un soplo vivificante que ondula sus cabellos. Es el nexo perfecto de arte y pasión amorosa. La verdad es que es una secuencia inolvidable. Y, de la misma manera que a Louis Jordan le brota todo un caleidoscópico pasado sentimental al terminar de leer la carta de su desconocida, curándose así de su triste amnesia, a mí me vienen en tropel a la sesera otros momentos de igual intensidad lírica en otras cintas, como esas manos que cuestan desasirse en la despedida de Emma Thomson y Hopkins en Lo que queda del día, y en esa misma cinta, la mirada entre intimidatoria y picarona que ella le lanza a él mientras trata de sustraer un libro erótico de sus manos ...,La madre ciega y casi paralítica entonando aquella conmovedora canción en El intendente Sansho... el contrapicado mientras irrumpe la lluvia como maná celestial al final de El tren de las 3 y 10 de Delmer Davis (escena que, por cierto, calca Tim Burton en su Eduardo manostijeras, pero con nieve, en lugar de lluvia).... La mirada fija y una bobalicona y encantadora sonrisa que esboza Carole Lombard al joven militar cuando este le dice que es capaz de lanzar no sé cuantos torpedos de una vez (sutil alusión sexual) en Ser o no ser...otra elocuente mirada de rabia contenida y profundo dolor es la de Glenn Ford al abandonar su casa ya desamueblada en Sobornados.. el circense final de Un ladrón en la alcoba..., La tensa espera de Tippi Hedren sentada en un banco mientras fuma en Los pájaros...Aquella prodigiosa elipsis por encadenado de las manos al final de North by northwest..Las volteretas de Mouchette en ese extravagante suicidio, o aquella en el arranque de El hombre que mató a Liberty Valance en la que Ford se vale tan solo de de dos rostros envejecidos (el sheriff y la esposa de Stodar), de unas incipientes lágrimas, unas manos trémulas que señalan a unos espinos y un sutil subrayado de una melodía de chelo para, sin necesidad apenas de diálogo, aludir a todo un pasado que ignoramos , pero que intuimos en los semblantes afligidos y los elocuentes silencios,… y las dos más grandes resurrecciones que nos ha brindado el cine, la de Ordet y la de Faces, todo un canto a la vida, con sus miserias y alegrías. Pocas veces el cine ha dicho tanto con tan poco... En fin, tantos momentos y tan buen cine en una conjunción perfecta de forma y contenido que aún nos sigue arrebatando en cada visionado.
Porque de arrebato se trata, como bien apuntaba Longino. ¿ Qué película de los últimos años suscita esas emociones, esa poesía. Claro, habrá contadas excepciones, pero si hoy nos ponemos la camisa de los domingos y vamos al cine, bien peinaditos, lo hacemos ya por hábito, quizá para complacer a nuestras novietas…o peor, como bien diagnosticaba el profético Baudelaire, apuntalando los males del mundo moderno, "porque somos incapaces de encerrarnos en una habitación durante un par de horas para leer un buen libro".
Ahí, de todas maneras, nos espera siempre el cine clásico, el inmortal, sin necesidad de colas ni de palomitas, en casa, junto al fuego, en completa libertad…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
pakos
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