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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
9
Intriga. Drama Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al hockey en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y la de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es ... [+]
2 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enorme tragedia. Obra maestra, una más- y van... ¿cuántas?-, del gigante Clint Eastwood, quien de nuevo, y como cada vez que se pone tras la cámara, imparte una Lección de Cine, ambas con mayúsculas.
"Mystic River" plantea una reflexión terrible en torno a la determinación inexorable que del devenir de nuestras vidas hace un pasado caprichoso y cruel como los viejos dioses griegos. Somos lo que nuestro pasado hace de nosotros y no existe el modo de escapar de él. Patrón de nuestro destino, nos perseguirá hasta la tumba, sea ésta un nicho cuidadosamente elegido o las oscuras aguas del Mystic.
Eastwood nos habla también del cuarteado valor de la lealtad. Poco practicado en nuestros días, la recreación del mismo en el tramo final de la cinta sin duda despertará la furia políticamente correcta de aquellos cuya cortedad de miras los lleve a confundirlo con un machismo soterrado que tanto debían de estar deseando denunciar desde que tuvieron conocimiento del autor de la película. La grandeza de Eastwood es tal que satisfará incluso a sus peores enemigos.
La más destacable de entre las muchísimas virtudes de "Mystic River" es la altura a la que rayan las interpretaciones de todos y cada uno de los integrantes del brillantísimo reparto. En especial las de los muy merecidamente oscarizados Tim Robbins y Sean Penn. Eastwood les regala, y también al espectador, los papeles de sus vidas. El primero como el niño grande cuya mente ha sido devastada por el abominable pasado antes citado. Y el segundo, un Sean Penn inconmensurable en su composición del padre arrasado por el dolor, tan sediento de bourbon como de venganza.
Carorpar
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