Una y otra vez el señor Woody Allen nos demuestra cómo su imaginación y creatividad no tienen límites dentro del mundo cinematográfico. Su capacidad para contar y mostrar al público tiernas historias llenas de fantasía y originalidad donde probablemente otros solo ven “paranoias mentales” o “embrollos inverosímiles” es digna de admirar.

“Midnight in Paris” podrá ser alabada o podrá ser criticada ya sea por su lentitud, por su poco movimiento o por su increíble surrealismo; pero de lo que no cabe ninguna duda es de que el film de Woody Allen consiste en un entrañable paseo por la historia del arte y la literatura en la majestuosa capital francesa de la mano de un escritor obsesionado con su vocación, de modo que todo aquél que aborrezca tales ámbitos artísticos aborrecerá de igual modo esta película, ocurriendo lo contrario en la situación inversa.

Como espectador relativamente neutral con respecto a lo nombrado anteriormente, considero que el film está tremendamente logrado, no solo en historia u originalidad, sino también en carácter y escenificación. La forma de ambientar las diferentes épocas es espléndida y unas interpretaciones destacables de actores y actrices como Marion Cotillard o Corey Stoll hacen de esta producción una maravillosa excusa para echar la vista atrás en el tiempo y perderse en los comienzos del arte y la época dorada parisina.

Bien es cierto que alguien que ignore en absoluto de qué trata la película antes de empezar a verla o alguien no muy puesto en la historia del arte que desconozca por completo la existencia de los grandes personajes que en ella aparecen, podría llegar a perderse en algunos tramos resultándole difícil situarse en una época concreta, algo que podría llegar a convertir la película en aburrida e incluso, en el caso extremo, ininteligible.

Algún toque de humor y mucha imaginación completan un largometraje cargado de enseñanza y rebeldía en cuanto al hecho de aceptar la época que a cada uno le ha tocado vivir. Ideal para todo espectador no solo aficionado al cine, sino también amante de otras artes como la pintura o la literatura.