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Voto de AnaCleta:
9
7.6
206
Serie de TV. Drama. Romance
Miniserie de TV. 3 episodios. Benjamin y Rasmus se enamoran en el Estocolmo de la década de 1980, momento en que el SIDA golpea la ciudad. Ambos vienen de familias que no aceptan la homosexualidad. Benjamin es testigo de Jehová, y ser gay es algo totalmente inaceptable en su religión. Cuando uno de los dos contrae el virus, no hay nada que se pueda hacer, salvo esperar lo mejor a la vez que la enfermedad se va llevando a sus amigos a la ... [+]
13 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una-injustamente-desconocida miniserie aquí en España que desde luego no deja indiferente a nadie. La historia se sitúa en la Suecia de la década de los ochenta, concretamente en Estocolmo, aquel que quedó marcado con la huella que el SIDA dejó en la ciudad en la misma época. Con la enfermedad como personaje omnipresente a lo largo del metraje, es la relación entre dos jóvenes homosexuales, Rasmus y Benjamin, la que conduce la narración.
El título representa el que es uno de los principales temas a tratar en la historia: la ignorancia y el desconocimiento de una sociedad acerca de una enfermedad que provocó, no sólo el rechazo a todos los afectados, sino también el dolor y la muerte de éstos provocados por la falta de información facilitada tanto a los ya enfermos como a los que no pudieron y no supieron como evitar el contagio. El primer capítulo, El amor, comienza precisamente con un joven atormentado por el dolor en una cama de hospital mientras las enfermeras, protegidas con máscaras, trajes hasta los tobillos, gafas y gorros curan las heridas provocadas por lo que en ese momento piensan que es una epidemia que se contagia por motivos desconocidos y de la cual los homosexuales resultan ser las principales víctimas. En ese momento, una de las enfermeras se compadece del dolor del joven y decide quitarse un guante para secar una de sus lágrimas. La otra enfermera, visiblemente irritada, le reprocha su comportamiento "Espero que cuides bien tus manos. Si vas a limpiar lágrimas necesitas guantes".
Atención SPOILER:
La primera parte de la trilogía narra una etapa de descubrimiento sexual y personal de los protagonistas, del primer amor para unos y el último para otros, de la búsqueda y aceptación de una identidad propia que no ha podido manifestarse hasta el momento presente, hasta ese punto de inflexión. En el caso de Rasmus este punto de inflexión comienza con la mudanza desde su pequeño pueblo hasta la capital para él soñada, la de la libertad y rebeldía. La de la expresión de una homosexualidad hasta entonces existente pero no manifiesta. Para Benjamin, miembro de una familia de testigos de Jehová, las fronteras que le privan de su libertad no son geográficas sino familiares
El título representa el que es uno de los principales temas a tratar en la historia: la ignorancia y el desconocimiento de una sociedad acerca de una enfermedad que provocó, no sólo el rechazo a todos los afectados, sino también el dolor y la muerte de éstos provocados por la falta de información facilitada tanto a los ya enfermos como a los que no pudieron y no supieron como evitar el contagio. El primer capítulo, El amor, comienza precisamente con un joven atormentado por el dolor en una cama de hospital mientras las enfermeras, protegidas con máscaras, trajes hasta los tobillos, gafas y gorros curan las heridas provocadas por lo que en ese momento piensan que es una epidemia que se contagia por motivos desconocidos y de la cual los homosexuales resultan ser las principales víctimas. En ese momento, una de las enfermeras se compadece del dolor del joven y decide quitarse un guante para secar una de sus lágrimas. La otra enfermera, visiblemente irritada, le reprocha su comportamiento "Espero que cuides bien tus manos. Si vas a limpiar lágrimas necesitas guantes".
Atención SPOILER:
La primera parte de la trilogía narra una etapa de descubrimiento sexual y personal de los protagonistas, del primer amor para unos y el último para otros, de la búsqueda y aceptación de una identidad propia que no ha podido manifestarse hasta el momento presente, hasta ese punto de inflexión. En el caso de Rasmus este punto de inflexión comienza con la mudanza desde su pequeño pueblo hasta la capital para él soñada, la de la libertad y rebeldía. La de la expresión de una homosexualidad hasta entonces existente pero no manifiesta. Para Benjamin, miembro de una familia de testigos de Jehová, las fronteras que le privan de su libertad no son geográficas sino familiares
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las historias de los personajes se van mezclando con flashbacks que se sitúan en su infancia, cuando Rasmus era ya Rasmus y Benjamin era ya Benjamin y aun no había nada de malo en ello; y con flashforwards en los que vemos a un Rasmus irreconocible en sus últimos días de vida.
Rasmus es diagnosticado con la enfermedad, que en aquel momento era lo más parecido a una sentencia de muerte. El desconocimiento de la naturaleza de ésta hace peligrosos los abrazos, los besos y las lágrimas. Parece que el SIDA se presenta como un castigo que llega sin previo aviso, sin forma de ser evitada, sin tener en cuenta pasado o presente. Parece ser el precio de la libertad en ese Estocolmo de la década de los ochenta. Cuando aparecen Rasmus y Benjamin en su infancia sentimos la crueldad de la enfermedad y parece como si en ambos aún quedaran resquicios de esa inocencia e indefensión.
Mientras la muerte se va cebando con los invitados de las cenas anuales en casa de Paul, Rasmus se va consumiendo, y su miedo por ser tan sólo un bulto en una bolsa de basura va aumentando. Pero por mucho que nos aferremos a la vida nadie es inmortal, y Rasmus también se va. Y cuando Paul desaparece parece llevarse consigo las esperanzas y el último resquicio de resistencia a una enfermedad y también a una sociedad cruel e intolerante. Esas esperanzas vuelven a crecer sin embargo entre los asistentes a su funeral, un espectáculo teatral y extravagante como un día lo fue él y un último ejercicio de voluntad en vida preparado por él mismo y que, más que un acto de rebeldía es un acto de reafirmación y desafío pero sobre todo de dignidad. Porque como Rasmus y el resto de afectados, Paul se niega a ser un bulto en una bolsa de plástico.
Al final, un Benjamin canoso y melancólico recuerda su historia de amor con Rasmus y la vida que disfrutó junto a sus amigos. Y aunque las huellas de su mano en el cristal fueron borradas, y aunque el nombre de Rasmus acabó por desaparecer de la ventanilla del tren, hay otras que aún perduran y jamás serán borradas, porque la muerte tiene el poder de borrar la existencia, pero nunca el recuerdo de ésta en aquellos que aún viven.
"Todo en esta historia es verdadero. Y sucedió aquí, en esta ciudad. Era como una guerra en tiempos de paz. En una ciudad donde la mayoría de la gente ignora lo que pasó. Los hombres jóvenes enfermaban. Adelgazaban, se desvanecían y morían. Y son ellos a los que más amaba."
@Pau_presley
Los Lunes Seriéfilos
Rasmus es diagnosticado con la enfermedad, que en aquel momento era lo más parecido a una sentencia de muerte. El desconocimiento de la naturaleza de ésta hace peligrosos los abrazos, los besos y las lágrimas. Parece que el SIDA se presenta como un castigo que llega sin previo aviso, sin forma de ser evitada, sin tener en cuenta pasado o presente. Parece ser el precio de la libertad en ese Estocolmo de la década de los ochenta. Cuando aparecen Rasmus y Benjamin en su infancia sentimos la crueldad de la enfermedad y parece como si en ambos aún quedaran resquicios de esa inocencia e indefensión.
Mientras la muerte se va cebando con los invitados de las cenas anuales en casa de Paul, Rasmus se va consumiendo, y su miedo por ser tan sólo un bulto en una bolsa de basura va aumentando. Pero por mucho que nos aferremos a la vida nadie es inmortal, y Rasmus también se va. Y cuando Paul desaparece parece llevarse consigo las esperanzas y el último resquicio de resistencia a una enfermedad y también a una sociedad cruel e intolerante. Esas esperanzas vuelven a crecer sin embargo entre los asistentes a su funeral, un espectáculo teatral y extravagante como un día lo fue él y un último ejercicio de voluntad en vida preparado por él mismo y que, más que un acto de rebeldía es un acto de reafirmación y desafío pero sobre todo de dignidad. Porque como Rasmus y el resto de afectados, Paul se niega a ser un bulto en una bolsa de plástico.
Al final, un Benjamin canoso y melancólico recuerda su historia de amor con Rasmus y la vida que disfrutó junto a sus amigos. Y aunque las huellas de su mano en el cristal fueron borradas, y aunque el nombre de Rasmus acabó por desaparecer de la ventanilla del tren, hay otras que aún perduran y jamás serán borradas, porque la muerte tiene el poder de borrar la existencia, pero nunca el recuerdo de ésta en aquellos que aún viven.
"Todo en esta historia es verdadero. Y sucedió aquí, en esta ciudad. Era como una guerra en tiempos de paz. En una ciudad donde la mayoría de la gente ignora lo que pasó. Los hombres jóvenes enfermaban. Adelgazaban, se desvanecían y morían. Y son ellos a los que más amaba."
@Pau_presley
Los Lunes Seriéfilos