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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
10
Drama En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dos primeros largometrajes dirigidos por Víctor Erice se corresponden con sendos retratos de infancia. La niñez de Ana y Estrella, protagonistas respectivas de “El espíritu de la colmena” y “El sur”, se enmarca en el contexto de una de las épocas más oscuras de la reciente historia de nuestro país; en ese inicial acercamiento al mundo de los adultos, las dos niñas chocan con el desencanto y el escepticismo de sus mayores que ven cómo la guerra entre otras cosas se ha llevado por delante sus ilusiones y sus sueños.

Erice traza sus historias en un entorno hermético y cerrado que sólo parece abrirse en momentos muy puntuales. En una película marcada por los silencios, “El espíritu de la colmena” se inicia con el bullicio de un grupo de chiquillos al que vemos acompañando a un pequeño camión por las calles de su aldea entre la típica algarabía infantil. Nos perdemos en las metáforas, y casi se nos olvida lo que supone “El espíritu de la colmena” en cuanto a sublimación del arte cinematográfico, ya desde esa primera escena que nos remite tanto a la fascinación que producen las películas como a la primigenia concepción del cine como espectáculo de barraca de feria (la imagen se complementa sólo unos minutos después con otra que reproduce de manera casi calcada el plano de la llegada del tren a la estación de los Lumière). Cine visto también como liturgia – iniciática en el caso de nuestra protagonista. Ninguna metáfora es tan potente como la de esos enormes ojos con los que Ana devora las sombras de la pantalla en su primer encuentro con el monstruo. Ana es Ana Torrent; Erice decidió que los personajes se llamasen igual que los actores que les daban vida, porque su protagonista no era capaz de entender que en la película pudiese responder a un nombre distinto al suyo. Realidad y ficción confundiéndose quizá por vez primera en el cine del director.

Película melancólica de paisajes y sentimientos desolados, de esa tristeza que a la vez y de forma casi paradójica reconforta, cine que precisa de una cadencia especial para poder apreciar el mimo y el gusto por el detalle, desde el más alegórico al más costumbrista. La serenidad que Erice proyecta en su mirada es la misma que le es devuelta con creces al espectador cada vez que vuelve a ver la película.
Juan Solo
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