29 de octubre de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ambiente de Madrid castizo, un aire de picante condición, una propuesta distendida pero intensa, un susurro que parece una invitación a mantener la atención en la pantalla y una cierta intriga conforman un argumento en el que una docena de canciones se escapan entre los fotogramas para que S. Montiel aparezca con marchamo internacional y visos de estrella grande.
La propuesta cinematográfica es sencilla -poco ambiciosa, en realidad- porque en este tipo de producciones lo que más suele importar es el lucimiento de la artista aunque para ello haya que implicar algún trasunto político, tomar prestadas las fiestas populares, incluir lances románticos o sea preciso reclamar la presencia de la propia Mata Hari.
El objetivo está claro desde el principio y en el juego de las convenciones también cabe aceptar su validez.
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