La historia trascurre entre bromas y veras en el contexto costumbrista de la gran ciudad norteamericana a principio de los años treinta.
Se sigue con agrado debido a la indudable sencillez de la trama aunque podría haberse mejorado algunos detalles de la ambientación y caracterización de los personajes.
En general cumplen perfectamente su cometido tanto el guión como la labor de dirección a cargo del legendario T. Browning.
Ingenuidad y dramatismo se dan la mano en un relato realista, lleno de sentido humano que está contado con naturalidad y eficacia.