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España España · Barcelona
Voto de Trevize:
3
Acción. Aventuras. Drama En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix), que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo. (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2007
19 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único que vale la pena de esta medianía es la escena en que Máximo se cepilla a 5 tíos en cuatro segundos (por lo espectacular básicamente) antes de dar el gran salto al Coliseo de Roma mientras progresa como "profesional" del mandoble arrastrándose por arenas de tres al cuarto. El resto...pues mira, ni fu ni fa, qué queréis que os diga.
La batalla inicial está confeccionada a base de cámara esquizofrénica, planos cortísimos y mucha salpicadura terrígena superpuesta (imagino que digitalmente) y el resultado es "ooooh, la batalla del principio es acojonante...sólo por esa batalla ya vale la pena ver la peli...blablabla". Un poco estilo Soldado Ryan o Bourne Ultimatum, solo que en Gladiator tienes la sensación de que el director te ha tomado el pelo y en las otras dos no (aunque la biodramina es necesaria en cualquier caso).
Luego...no se...Russell Crowe y su tez de paleto australiano, Connie Nielsen, Derek Jacobi, Richard Harris, etc...joder, todos son de la Commonwealth o bien yankis. Vamos, que pinta de romanos, mucho mucho no, ¿eh?. Es como esos spaghetti-westerns de Leone, que ves a los personajes llamarse entre ellos "Jackson" o "Parker" pero con esos caretos de ojos oscuros hundidos y unicejos sacados de cualquier manicomio de mala muerte de Sicília, que dices "no cuelan como norteamericanos". Pero claro, este ha sido el eterno problema de los llamados "peplums" hollywoodienses, que les faltaba cierta credibilidad por culpa de actores yanquis tipo Charles Laughton, Heston, Jean Simmons, Richard Burton, etc. pero ¡ah! eran guapos y de ojos azules (excepto Laughton, obviamente).
Por otra parte, la Roma digital que nos presentan se ve demasiado de falsete. No se porqué pero los viejos peplums de los años 50 y sus escenarios de cartón piedra tenían mucho más realismo sin haber detras doscientos ordenadores RISC procesando en paralelo. Y siguiendo en clave técnica, hay que decir que Ridley Scott se carga los exteriores con sus puñeteros y horribles filtros rollo sunset más propios de Miami Vice o Conexión Tequila. El tío no puede evitarlo, TIENE que poner filtros pase lo que pase...y eso confiere un tufo videclipero que no mola nada, la verdad.
El resto, pues vacío...muy vacío. Ben-Hur emociona, Spartacus emociona...en cambio Gladiator hastía y aburre hasta la saciedad. Y prueba de ello es que ha fracasado estrepitosamente como resurrectora de películas de romanos (aunque quizá no lo pretendía, ojo).
Trevize
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