Basada en hechos reales, la cinta presenta la historia de Katharine Gun, una espía de Reino Unido que filtró una circular para intentar evitar una guerra ilegal contra Irak. A pesar de que se conoce el desenlace de los sucesos, el director se las ingenia para mantener la intriga a lo largo de un guion sólido.

Keira Knightley está muy convincente como protagonista, en una trama que se mueve entre el periodismo, el espionaje, el derecho y las mentiras del gobierno. Además, la acompaña un magnífico Ralph Fiennes como abogado defensor.

A pesar de la densidad de la materia, la película sintetiza muy bien la coyuntura y se mantiene dinámica y con buen ritmo, por lo que no deja decaer el interés de la audiencia. De manera divulgativa, expone los engaños en una guerra que se inició sin autorización de las Naciones Unidas. Así, consigue despertar la rabia del espectador ante la impotencia de los personajes contra las artimañas del poder.

El largometraje contiene partes duras ya que la espía se lo jugó todo al priorizar su libertad de conciencia; incluso su matrimonio con un musulmán sin residencia definitiva. No obstante, son esas escenas las que resaltan la valentía de la mujer y su integridad moral.

Aunque el relato carezca de novedad, Secretos de estado es un homenaje a la persona que puso en riesgo su vida para evitar la guerra. Con un buen trabajo del elenco, el film alarga el suspense y consigue remover al público a la vez que le inculca algunas nociones históricas y judiciales.

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