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Voto de Revista Contraste:
8
Drama Nueva adaptación de la historia de la vida de David Copperfield desde la infancia hasta la madurez, con la red de amigos y enemigos que se encuentra por el camino.
4 de diciembre de 2020
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las características que hacen grandes a los clásicos es que son incombustibles. Pasan años, décadas y siglos; cambian los escenarios geográficos y las mentalidades pero las historias que nos narran, desde la mítica Troya hasta la plácida Mancha, siguen calando muy hondo en el alma del lector o el espectador. Por muchas y variadas adaptaciones que se les hagan (siempre que respeten el espíritu que las hizo grandes), la columna vertebral que las convierte en clásicos hace que resistan cualquier envite y sean, como decía, incombustibles.

David Copperfield, de Charles Dickens, es un claro ejemplo de ello. Después de diversas adaptaciones de corte académico y respetado historicismo (entre las que destacaré, por pura preferencia personal, la miniserie de la BBC de 1995 con unos estupendos Bob Hoskins, Imelda Staunton o Daniel Radcliffe) llega ahora la original y fascinante propuesta Armando Iannucci.

En La increíble historia de David Copperfield, asistimos a la narración que el protagonista, convertido ya en un famoso escritor, hace de su propia vida. A partir de la introducción en el escenario de un pequeño teatro, el espectador se sumerge en un caótico viaje en el que acompañamos al pequeño David desde su alumbramiento, literal, hasta el momento en que ya es un respetado y reconocido autor. Como hiciera Dickens en la novela original, por el film desfilan una variopinta sucesión de personajes que, para bien o para mal, influyen en la existencia del protagonista forjando su carácter e impulsando sus decisiones.

El director y guionista Armando Iannucci imprime a esta película un sello personal, entre el humor, la ironía y la reflexión, que lo emparenta con el esperpento y que ya había mostrado en su anterior largometraje La muerte de Stalin. De este modo, una trama conocida se transforma en algo novedoso que impide el conformismo del público y le fuerza a prestar una atención que sería innecesaria en una exposición tradicional.

Iannucci se mueve como un trapecista en el borde de lo transgresor, soslayando lo burdo y equilibrando lo excesivamente sorprendente (como el elenco multirracial o los pintorescos escenarios) con un sincero respeto al espíritu del libro. Incluso con los cambios que realiza en el argumento (como en los desenlaces de Dora y los Micawber) la atrayente personalidad y el afable talante de Copperfield, punto esencial de su relato, es el cimiento sobre el que Iannucci despliega su creativa, vitalista y desbordante imaginación.

Se disfruta enormemente, además, asistiendo a las sinceras y comprometidas interpretaciones de un elenco entregado que, liderado por un solvente Dev Patel, deja que los veteranos Hugh Laurie, Tilda Swinton o Peter Capaldi se luzcan. Un lujo.

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