Park Ji-min protagoniza esta dolorosa película sobre la búsqueda de la propia identidad, y lo hace excelentemente. Consigue encarnar de manera convincente un personaje atrevido, incómodo y desorientado al mismo tiempo.

Como podemos esperar de una narración así, no es un relato fácil de contar. Esta investigación sobre los orígenes de Freddie se desarrolla en escenarios muy distintos y en una etapa larga. Presenciamos fiestas intensas, borracheras por resentimiento, conversaciones molestas y relaciones complicadas.

De este modo, nos encontramos ante un film con muchísima carga emocional, en el que cuesta distinguir si las decisiones que se toman son o no las más acertadas. Y es que la vida no siempre es fácil y todas las historias pueden tener versiones diferentes según cómo las afrontan quienes las viven en primera persona.

www.contraste.info