Esta versión libre del caso de "Los asesinos de la luna de miel" es la película más radical de su director hasta la fecha. Una estética feísta y mortecina, potenciada por un rodaje en 16mm, y una narración poco convencional hacen de este film un producto muy personal. Predominio de primeros planos, lentes desenfocadas, música extradiegética, abuso de espacios cerrados y claustrofóbicos, colores pálidos e iluminación naturalista, violencia seca y cortante... Y sorpresa, Lola Dueñas como la amante despechada, enloquecida y pasional está tremenda. Fabrice Du Welz tiene talento para regalar, y lo demuestra en cada nuevo trabajo.