A Dario Argento le debemos un respeto como autor. Es verdad que este respeto queda en entredicho tras asistir atónitos al declive artístico que han supuesto sus producciones en los último años (décadas). Pero Argento firmó obras tan insinuantes, rotundas y creativamente desbordantes como "El pájaro de las plumas de cristal", su presentación en sociedad. La historia es una mascletá de absurdos encadenados, pero la dirección y esos modos hitchcockianos salvan la papeleta. Y de que manera. La identidad del asesino resulta un tanto rebuscado pero los prolegómenos que llevan a ello nunca dejan indiferente. Planos rodados con muy buen gusto y excelente fotografía de Vittorio Storaro, donde los colores tienen un papel fundamental. Aquí todavía no hace gala del barroquismo que le caracteriza. Lástima que la hermosa Suzy Kendall (la heroína de "Rebelión en las aulas", "Torso" y "Pánico en el bosque") no repitiera con Argento, fue toda una musa en su corta trayectoria en el género. Brian De Palma tomaría buena nota de este film para "Vestida para matar" y "Doble cuerpo", reflejando el giallo en el cine comercial USA.