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Voto de Víctor:
1
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6 de octubre de 2009
35 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ver cuadros están los museos. ¿De qué va esta película? Pues no va de nada. Ni introducción, ni nudo, ni desenlace. Tan solo una galería de personajes recitando pensamientos de forma incoherente. Paseos, viajes en tren. Más paseos. Tai-chi. Un señor trajeado que no se ducha. Uno se esfuerza en buscar algún tipo de simbolismo en la repetición de alguna secuencia, pero no hay manera. ¿Realmente soy tan inculto? ¿Mi sensibilidad artística es tan limitada? ¿O será que Jim Jarmusch me vacila?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Entiendo que la historia va de un asesino (De Bankolé) que busca a un tipo muy difícil de localizar. Óscar Jaenada es camarero, y hace de camarero. Luis Tosar, John Hurt y Gael García Bernal también salen. Dicen dos frases cada uno. Y luego Tilda Swinton, que va vestida de cow-girl albina y, atención, abre un paraguas mientras gira en torno a sí misma a cámara lenta. No llueve, por supuesto.
También sale una chica desnuda con gafas. Luego se pone un impermeable transparente. Y ya. Entre Madrid, Sevilla y un pueblo andaluz (en Almería, creo), al asesino le van pasando cajas de cerillas con papelitos dentro, con mensajes se supone que en clave. Y pasea. Va a un ensayo de un espectáculo de flamenco, hala, porque sí. Más cajas de cerillas. Visitas al museo Reina Sofía. Una japonesa en el AVE. Y al final llega a una especie de cortijo vigilado por decenas de mercenarios, en el que se cuela (no sabemos cómo) para matar a Bill Murray, que debe ser Dick Cheney, porque lleva un pin de EE. UU. Y lo mata. Y se pone un chándal. Y se acaba la película.
También sale una chica desnuda con gafas. Luego se pone un impermeable transparente. Y ya. Entre Madrid, Sevilla y un pueblo andaluz (en Almería, creo), al asesino le van pasando cajas de cerillas con papelitos dentro, con mensajes se supone que en clave. Y pasea. Va a un ensayo de un espectáculo de flamenco, hala, porque sí. Más cajas de cerillas. Visitas al museo Reina Sofía. Una japonesa en el AVE. Y al final llega a una especie de cortijo vigilado por decenas de mercenarios, en el que se cuela (no sabemos cómo) para matar a Bill Murray, que debe ser Dick Cheney, porque lleva un pin de EE. UU. Y lo mata. Y se pone un chándal. Y se acaba la película.