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Voto de rober:
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Documental
Junio de 2013, un grupo de 800 personas entran en un cine abandonado del centro de Barcelona para proyectar un documental. Una vez dentro, cambian el nombre del edificio: el antiguo Palacio del Cine se llama a partir de ahora Cine Patricia Heras. ¿Quién fue Patricia? ¿Por qué decidió quitarse la vida? Y lo más importante ¿qué tiene que ver Barcelona con su muerte? Una acción de desobediencia, con fuerte contenido simbólico y un gran ... [+]
21 de febrero de 2015
113 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estoy en disposición de decir si los condenados por el caso 4F eran inocentes o culpables, más allá de aceptar y acatar, como en cualquier otro caso, lo que haya podido decidir un tribunal, tras agotar los correspondientes recursos. Puedo entender que haya quien crea en la inocencia de estas personas y haga un documental para denunciar lo injusto de su situación y reivindicar su figura, en especial la de la malograda Patricia Heras. El problema es que “Ciutat morta” va mucho más allá, y hace trampa. Descaradamente. Con un estilo ágil e incisivo, la película denuncia una especie de trama por parte de los poderes públicos (ayuntamiento, policía, poder judicial, todos a la vez…), para llevar al espectador poco informado a la conclusión de que todo el sistema está corrupto.
Si uno no conoce el caso (y confieso que hace unas semanas yo apenas sabía nada, pese a vivir en Barcelona), “Ciutat morta” no es el medio más adecuado de formarse una opinión propia. Lejos de hacer un trabajo serio de investigación, los directores acumulan información sesgada, parcial e interesada, y la remueven en una especie de “todo vale” para llevar al espectador a pensar en un sentido determinado. Dicho de otro modo, “Ciutat morta” incurre en el mismo pecado que pretende denunciar.
Escucho los testimonios de los acusados, y no tengo ninguna razón para pensar que estén mintiendo. Pero, para tener una opinión del caso 4F, también habría que leer las sentencias que se dictaron. Visto lo visto, dudo que los directores se hayan molestado en ello. Siquiera por curiosidad, yo sí lo he hecho, y la sensación que me queda es que “Ciutat morta” es un documental panfletario y manipulador.
Es cierto que la condena a los acusados del 4F se basó en las declaraciones de los Agentes de la Guardia Urbana que intervinieron en los hechos. No obstante, la Audiencia Provincial de Barcelona argumentó de manera pormenorizada por qué entendía que debía prevalecer esa versión. En el juicio intervinieron otros testigos, y los jueces examinaron todas las declaraciones y precisaron por qué se creían o no cada una. El tribunal también analizó el tema de la piedra y la maceta. Ante la existencia de dictámenes periciales que llegaban a conclusiones contrarias, se dio una argumentación exhaustiva y detallada de por qué se optaba por una tesis, y no por la otra. En contra de lo que aparece en el documental, la hipótesis del tiesto lanzado desde el edificio no es científicamente incontrovertida, más bien al contrario. La sentencia también explicó con detalle por qué no era creíble la versión de Patricia Heras de que sus lesiones se causaron por una caída en bicicleta. Por cierto, ¿es habitual que unos médicos o enfermeros carguen una bicicleta en una ambulancia? En suma, uno puede estar en desacuerdo con la sentencia, y puedo admitir que los jueces pudieran equivocarse, pero afirmar que la condena parte de una opinión preconcebida y que el tribunal se limitó a “salir del paso” es, pura y simplemente, no saber leer, o no querer decir las cosas como son.
(Sigue en spoiler por falta de espacio)
Si uno no conoce el caso (y confieso que hace unas semanas yo apenas sabía nada, pese a vivir en Barcelona), “Ciutat morta” no es el medio más adecuado de formarse una opinión propia. Lejos de hacer un trabajo serio de investigación, los directores acumulan información sesgada, parcial e interesada, y la remueven en una especie de “todo vale” para llevar al espectador a pensar en un sentido determinado. Dicho de otro modo, “Ciutat morta” incurre en el mismo pecado que pretende denunciar.
Escucho los testimonios de los acusados, y no tengo ninguna razón para pensar que estén mintiendo. Pero, para tener una opinión del caso 4F, también habría que leer las sentencias que se dictaron. Visto lo visto, dudo que los directores se hayan molestado en ello. Siquiera por curiosidad, yo sí lo he hecho, y la sensación que me queda es que “Ciutat morta” es un documental panfletario y manipulador.
Es cierto que la condena a los acusados del 4F se basó en las declaraciones de los Agentes de la Guardia Urbana que intervinieron en los hechos. No obstante, la Audiencia Provincial de Barcelona argumentó de manera pormenorizada por qué entendía que debía prevalecer esa versión. En el juicio intervinieron otros testigos, y los jueces examinaron todas las declaraciones y precisaron por qué se creían o no cada una. El tribunal también analizó el tema de la piedra y la maceta. Ante la existencia de dictámenes periciales que llegaban a conclusiones contrarias, se dio una argumentación exhaustiva y detallada de por qué se optaba por una tesis, y no por la otra. En contra de lo que aparece en el documental, la hipótesis del tiesto lanzado desde el edificio no es científicamente incontrovertida, más bien al contrario. La sentencia también explicó con detalle por qué no era creíble la versión de Patricia Heras de que sus lesiones se causaron por una caída en bicicleta. Por cierto, ¿es habitual que unos médicos o enfermeros carguen una bicicleta en una ambulancia? En suma, uno puede estar en desacuerdo con la sentencia, y puedo admitir que los jueces pudieran equivocarse, pero afirmar que la condena parte de una opinión preconcebida y que el tribunal se limitó a “salir del paso” es, pura y simplemente, no saber leer, o no querer decir las cosas como son.
(Sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y, desde luego, me parece patético el empeño casi desesperado de “tirar porquería” sobre todos los “implicados” en el caso (algunos, muy remotamente) para, aludiendo a cosas que nada tienen que ver, fundamentar la tesis del complot. El hecho de que haya habido otros casos polémicos con la Guardia Urbana de Barcelona me parece un argumento muy poco consistente para concluir que los condenados del 4F son inocentes. No creo que haya cuerpo policial en el mundo que se libre de este tipo de circunstancias. Lo mismo puede decirse de la juez de instrucción, de la que todo lo que el documental indica, en el epílogo de la película, es que tuvo otro caso años después que causó polémica (supongo que como todos los jueces de instrucción de Barcelona que hayan ejercido varios años). Por cierto, el documental pasa por alto los expedientes judiciales que se tramitaron a raíz de las denuncias por maltrato presentadas por los detenidos, y que también dieron lugar a resoluciones fundadas (acertadas o no, por supuesto). La grabación de la declaración del jefe de información de la Guardia Urbana ante un juez, por un caso que no tiene nada que ver con el 4F, sirve a los directores para concluir, en un silogismo delirante, que algo debe de ocultar. Sobre todo, si después fue condecorado. Confieso que me ha costado entender qué era lo que se quería decir con esto… También raya el insulto a la inteligencia el hecho de que se muestren imágenes de uno de los agentes practicando “punching” en un gimnasio, como si todos los que lo hacen fuesen por la vida apaleando gente. ¿O acaso nos debe interesar a qué dedicaban los condenados del 4F su tiempo libre? Por esa regla de tres…
Y, como corolario, la necesidad de reabrir el caso. Si ahora aparece un testigo que puede identificar al autor de la cruel agresión al guardia urbano, que se diga ya. Con nombre y apellidos, o como testigo protegido, o como sea. Pero no vale amagar y no dar. La mera imagen a contraluz de un sujeto con capucha no sirve de nada. Un recurso propio de los peores programas de Tele5. Soy el primero al que le repugna la idea de que haya un culpable de un hecho así que pueda estar campando a sus anchas por la calle. Pero si hay que investigar algo, que se diga qué.
Mi solidaridad y respeto a todas las víctimas del caso, y a todos los que de un modo u otro han sufrido por unos hechos que nunca debieron pasar. Lamento la tragedia de Patricia Heras, y me quedo con la frase que se dice en el documental de que es su suicidio lo que hace especial este caso. Si Patricia Heras no se hubiese tirado por una ventana, nunca se hubiese hecho “Ciutat morta”, y yo no estaría ahora escribiendo esta crítica que, en los tiempos que corren, quizá no sea políticamente muy correcta. Aplaudo cualquier iniciativa de denuncia que trate de sacar a la luz los errores en el funcionamiento de los servicios públicos, o los abusos de poder, o de reivindicar la figura de un condenado injustamente. Pero el derecho a un juicio justo no significa tener derecho a una sentencia favorable. Y si de lo que se trata es de denunciar la corrupción de todo un sistema, que sea de un modo riguroso y solvente. Por favor.
Y, como corolario, la necesidad de reabrir el caso. Si ahora aparece un testigo que puede identificar al autor de la cruel agresión al guardia urbano, que se diga ya. Con nombre y apellidos, o como testigo protegido, o como sea. Pero no vale amagar y no dar. La mera imagen a contraluz de un sujeto con capucha no sirve de nada. Un recurso propio de los peores programas de Tele5. Soy el primero al que le repugna la idea de que haya un culpable de un hecho así que pueda estar campando a sus anchas por la calle. Pero si hay que investigar algo, que se diga qué.
Mi solidaridad y respeto a todas las víctimas del caso, y a todos los que de un modo u otro han sufrido por unos hechos que nunca debieron pasar. Lamento la tragedia de Patricia Heras, y me quedo con la frase que se dice en el documental de que es su suicidio lo que hace especial este caso. Si Patricia Heras no se hubiese tirado por una ventana, nunca se hubiese hecho “Ciutat morta”, y yo no estaría ahora escribiendo esta crítica que, en los tiempos que corren, quizá no sea políticamente muy correcta. Aplaudo cualquier iniciativa de denuncia que trate de sacar a la luz los errores en el funcionamiento de los servicios públicos, o los abusos de poder, o de reivindicar la figura de un condenado injustamente. Pero el derecho a un juicio justo no significa tener derecho a una sentencia favorable. Y si de lo que se trata es de denunciar la corrupción de todo un sistema, que sea de un modo riguroso y solvente. Por favor.