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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
Ciencia ficción. Fantástico. Drama Año 2041. En un futuro no muy lejano, los seres humanos viven acompañados de criaturas mecánicas. Álex (Daniel Brühl), un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con un encargo de la Facultad de Robótica: la creación de un niño robot. Durante su ausencia, su hermano David (Alberto Ammann) y su novia Lana (Marta Etura) se han casado. La rutina de Álex se ve alterada de forma inesperada por Eva (Claudia Vega), la hija de ... [+]
28 de octubre de 2011
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Àngel Sala, director del Festival de Cine Fantástico de Sitges, afirmó justo al concluir la última edición de este certamen que cualquier cinematografía que se precie debe potenciar su cine de género si quiere sobrevivir; si quiere destacar en un panorama internacional cada vez más competitivo. Una lección no demasiado bien aprendida en nuestra casa, pero que por suerte va por el camino de ser asimilada. Nunca es tarde para cumplir buenos propósitos. A medio camino entre el tópico más tramposo y la realidad más hiriente, lo innegable es que en España ha habido desde siempre cierto temor a la hora de probar suerte con productos que por categoría, su procedencia parecía estar reservada a otros países.

Pero ya se sabe, no hay regla sin excepción, y afortunadamente en nuestro territorio éstas se están dejando ver cada vez con más frecuencia. Los responsables de este fenómeno responden a los calificativos de insensatos, o de valientes, aquellos que saben que sin riesgo no hay gloria, y que por ello no temen enfrentarse a grandes retos. La nueva incorporación a este selecto grupo de respetables ''suicidas'' es Kike Maíllo, uno de los principales responsables de la serie de animación de culto 'Arròs covat', y que debuta en el campo del largometraje con 'Eva', desde ya, una de las candidatas a convertirse en la gran revelación del cine español de esta temporada, un título honorífico que año tras año gana más peso, con todo merecimiento debe decirse.

Ahora llega el momento en el que quizás nos puedan tachar de provincianos. No se trata de ser autocomplacientes, o de mostrarse excesivamente indulgente con lo ''nuestro'', sino de mirarnos sin miedo el ombligo, que a resumidas cuentas viene a ser lo mismo, pero nos guste o no, hay veces en las que la nacionalidad es un valor añadido a la hora de pasar evaluación a una película, más aún tratando con un paciente con una alergia tan abiertamente declarada al cine de género, como se ha comentado antes. En el fondo es un enfoque triste y mediocre, pero a malas es una filosofía que sin quererlo nos deja de vez en cuando alguna alegría, que para la ocasión adopta el nombre de la primera mujer, o de aquel robot del que se enamoraba perdidamente nuestro querido WALL•E.

En efecto, Maíllo nos presenta con su creación uno de estos ejemplos que a nuestra industria parecen atragantárseles tanto: una película de género modélica. Así, como suena. El club de outsiders que se atreven con este cine dentro de nuestras fronteras, en el que encontramos a ''locos'' como Daniel Monzón, Enrique Urbizu o Nacho Vigalondo, ya puede ir reservándole un hueco a este novato que se empeña en no dejar rastro de dicha condición. El primer síntoma de ello se deja ver en una factura técnica impecable (muy buena fotografía, efectos especiales de calidad, banda sonora que inevitablemente recuerda a Danny Elfman...), que no debe quedar en un segundo plano sino constar como el gran triunfo que es.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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