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2008 ![Japón](/imgs/countries2/JP.png)
![Japón](/imgs/countries2/JP.png)
Bong Joon-ho, Leos Carax ...
6.6
1,563
Comedia. Drama. Fantástico
Película dividida en tres partes en la que cada director narra una historia relacionada con Tokio, la capital de Japón. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2008
26 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme se divide en tres partes (o cortometrajes) narradas cada una por un director diferente. Tres historias que poco tienen que ver las unas con las otras, exceptuando la mágica ciudad de Tokio. Así, “Diseño interior” -dirigida por el siempre imaginativo Michel Gondry- trata sobre una pareja de jóvenes que acaba de mudarse a la capital nipona. Dadas las minúsculas dimensiones del piso en el que se alojan, se lanzarán a buscar un hogar más confortable, lo cual acabará convirtiéndose en una auténtica odisea. Por su parte, el desaparecido en combate Leos Carax presenta “Merde”, un bizarro relato sobre un hombre de apariencia monstruosa que emerge del alcantarillado para sembrar el caos en la urbe. Por último, con “Agitando Tokio”, el genial Bong Joon-Ho nos acerca de una forma original al caso de los “Hikikomoris” (aquellas personas que sobrepasadas por la presión social, deciden encerrarse en una habitación durante meses o incluso años).
Con pinzas tienen que cogerse siempre las películas hechas a partir de diversas historias breves. En mi caso, la primera lección al respecto la recibí en cuatro diferentes suites de un hotel, durante una alocada noche de fin de año. ‘Four rooms’ suponía la unión de cuatro jóvenes directores (algunos más destacables que otros) para la creación de un producto compuesto por varios cortometrajes con la ubicación y un estresado botones como únicos elementos en común. Como era de esperar, la brillantez de los cineastas no consiguió imponerse, con lo que a uno al final se le quedaba la sensación de haber presenciado alguna que otra idea interesante, pero a la vez un conjunto en líneas generales bastante insípido. Exactamente esta es la sensación final que transmite ‘Tokyo!’ Lo que pasa es que hay que tener mucha capacidad de síntesis para poder desarrollar en poco más de media una historia transcendente. Quizás conscientes de ello, los tres cineastas dan a sus cuentos un tono desenfadado, sin más intención que entretener.
Con pinzas tienen que cogerse siempre las películas hechas a partir de diversas historias breves. En mi caso, la primera lección al respecto la recibí en cuatro diferentes suites de un hotel, durante una alocada noche de fin de año. ‘Four rooms’ suponía la unión de cuatro jóvenes directores (algunos más destacables que otros) para la creación de un producto compuesto por varios cortometrajes con la ubicación y un estresado botones como únicos elementos en común. Como era de esperar, la brillantez de los cineastas no consiguió imponerse, con lo que a uno al final se le quedaba la sensación de haber presenciado alguna que otra idea interesante, pero a la vez un conjunto en líneas generales bastante insípido. Exactamente esta es la sensación final que transmite ‘Tokyo!’ Lo que pasa es que hay que tener mucha capacidad de síntesis para poder desarrollar en poco más de media una historia transcendente. Quizás conscientes de ello, los tres cineastas dan a sus cuentos un tono desenfadado, sin más intención que entretener.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En este aspecto Michel Gondry se erige como claro vencedor. Su relato no oculta en ningún momento la trivialidad de su planteamiento, lo cual le da absoluta libertad para deleitarnos con sus habituales imágenes desconcertantes, un humor alocado y algún que otro desvío surrealista marca de la casa. Aunque presente estas mismas intenciones y aunque el corto tenga su valor, Leos Carax se queda anclado en su país, con lo que “Merde” acaba convirtiéndose en un irritante cliché del humor galo. Un manual que nos explica cómo a través de los excesos más soeces se pueden convertir las risas iniciales en continuos bostezos. Por suerte al final Bong Joon-Ho acude al rescate aportando una curiosa visión sobre el continuo bullicio de Tokio. Al contrario que sus dos compañeros, el director coreano imprime a la cinta un ritmo más pausado (como muestra, la del protagonista que es capaz de ver hasta el movimiento de la aguja que marca las horas en su reloj) y consigue dejarnos muestras de su innegable habilidad creando una atmósfera de lo más hipnótica.
No obstante, la deducción final es que la experiencia se repite de nuevo, al igual que pasa con otras cintas de estas mismas características. Entre gag y gag, el tiempo pasa volando, y nuestra atención difícilmente se disipa debido a la originalidad de las tres historias. A pesar de ello, queda la sensación de que ‘Tokyo!’ ha sido un auténtico despilfarro de potencial. Ya que por muy talentoso que se pueda llegar a ser, jamás se recordará a alguien por un cortometraje. Estoy pensando sobretodo en el caso Bong Joon-Ho, uno de mis directores actuales favoritos. Dos años me he pasado aguardando con grandes esperanzas su nuevo proyecto y ahora, aunque la experiencia haya sido amena, me ha sabido a poco... como la película en general.
No obstante, la deducción final es que la experiencia se repite de nuevo, al igual que pasa con otras cintas de estas mismas características. Entre gag y gag, el tiempo pasa volando, y nuestra atención difícilmente se disipa debido a la originalidad de las tres historias. A pesar de ello, queda la sensación de que ‘Tokyo!’ ha sido un auténtico despilfarro de potencial. Ya que por muy talentoso que se pueda llegar a ser, jamás se recordará a alguien por un cortometraje. Estoy pensando sobretodo en el caso Bong Joon-Ho, uno de mis directores actuales favoritos. Dos años me he pasado aguardando con grandes esperanzas su nuevo proyecto y ahora, aunque la experiencia haya sido amena, me ha sabido a poco... como la película en general.