Ni sugerente, ni mordaz, ni llega, ni emociona, ni atrapa.

Cuando me enfrento a cualquier trabajo cinematográfico siempre caigo en todas las trampas, me parece un acto de honestidad hacia el trabajo de actores y director. Pero jamás lo hago desde el papanatismo. A los pocos minutos siempre surge mi sentido crítico alimentado por la sensibilidad, pero jamas por la emoción barata que no conduce a ninguna parte.
El castor es un despropósito y quien vea algo más en ella me gustaría que me explicase para llegar a entenderlo. No me la creo, no me emociona, no me gusta. Lo único que salvaría en esta obra muy menor sería la parte de Anton Yelchin, la única verdad de una historia que tampoco se como encajar dentro del resto....
En fin... Un 3