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Voto de samuel beckett:
7
La permanence
2016 Francia
Documental
Documental La consulta se encuentra dentro del Hospital Avicene. Es una sala al fondo de un pasillo. Una habitación destartalada donde llegan hombres enfermos, marcados en su carne y para quienes el dolor habla de las penas del exilio. Si regresan de nuevo, es porque no desesperan de encontrar allí los medios para ponerse de pie, de resistir al hundimiento.
10 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ellos me hablan de la gente, de la humanidad. Pero yo nunca he visto gente o humanidad. Yo he visto personas diferentes, asombrosamente distintas. Cada una de ellas separada de la siguiente por un espacio desocupado" (Fernando Pessoa).
Así comienza La permanencia , un documental de hora y media rodado en una habitación (sala de consulta) en la perifera de París, en la que un médico (el doctor Geeraert) y dos o tres apoyos pasan consulta de forma gratuita y desinteresada a un sinnúmero de personas sin papeles o en situación muy precaria (legal) y con diferentes, variados y graves problemas de salud: "conjuntivitis infernal", fracturas en la espalda por torturas en el país de origen, discapacidad severa no reconocida, artritis, diabetes, hígado que no funciona bien, quemaduras graves, problemas psiquiátricos graves, personas que sufren PTSD (post traumatic stress disorder, producto de tortura), etc., etc. Al no tener cobertura médica un médico de más de 60 años les atiende y les aconseja, tanto en el plano médico como en el humano y el legal.
Alice Diop asistió a la consulta los primeros cuatro meses como observadora, luego durante unos meses registró las consultas en audio y después de casi un año comenzó a grabar en video, lo que vemos es producto de más de un año de trabajo.
Ni que decir tiene que la sala de consulta de 12 metros cuadrados es la peor de todo el hospital, un cuarto trastero sin ventanas reutilizado para la atención sanitaria de los pobres entre los más pobres.
El documental es comprometido, respetuoso, el doctor Geeraert rellena las lagunas de toda una administración y toda una sociedad con su ética, sus principios, su calidad humana y su dedicación.
La grandeza de la directora estriba en el hecho de que consigue que el espectador no se centre solo en el tema sanitario, el film va mucho más allá. Los laberintos burocrático-administrativos por los que deben pasar los pacientes son kafkianos, a veces dan risa, por ejemplo el hecho de que el estado francés les comunique la resolución por correo postal y ellos duerman en la calle; otros aspectos que llaman la atención son las familias, la añoranza, el desmembramiento, los problemas de comunicación y como dice el doctor Geeraert "estas vidas de mierda".
Alice Diop muestra pero no interviene, se mantiene al margen; en ocasiones parece que el espectador esté dentro de la consulta, la cámara es tu alter ego. Austeridad, labor de síntesis, caleidoscopio de caras y seres humanos de todas las partes del globo, personas con problemas enormes pero con esperanza.
La antítesis de todo lo que la televisión nos ofrece, la antítesis en las tendencias actuales, se trata de humanizar, de mostrar, de hacer visibles a "quienes vienen a quitarnos el trabajo" porque "son todos violentos", frase que alguien dice en la película y que provoca las risas de los profesionales y del público.
Personas valientes, honestas y trabajadoras que han llegado desde muy lejos huyendo de la violencia, de la tortura, del hambre y del horror: Un homenaje merecido a todos ellos.
samuel beckett
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