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Voto de samuel beckett:
10
Drama Don Jaime (Fernando Rey), un viejo hidalgo español, vive retirado y solitario en su hacienda desde la muerte de su esposa, ocurrida el mismo día de la boda. Un día recibe la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, que tiene un gran parecido con su mujer. Basada libremente en la novela "Halma", de Benito Pérez Galdós. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buñuel mostró a través de sus películas que el cine podía ser arte con mayúsculas, creación en el sentido más total de la palabra. Nadie como él ha colocado a personas en situaciones límite, infatigable buscador de lo ancestral que el ser humano lleva consigo, inencasillable, genial por encima de cualquier tópico.
Viridiana es una obra maestra, llena de matices, interpretaciones, sorpresas... El nombre es el de una religiosa franciscana del siglo XIII, alter ego de la protagonista, la cual antes de profesar votos solemnes va a visitar a su tío que vive en una finca.
La banda sonora es una de las más ricas de toda su filmografía: Fragmentos para teclado de J.S. Bach, del Mesías de Haendel, del Réquiem mozartiano, canciones populares y tañer de campañas, música que aparece en el 30% de la película, algo que sorprende si releemos las opiniones del genio de Calanda: "personalmente no me gusta la música en las películas, encuentro que es un elemento ruin, una especie de trucaje, excepto en algunos casos, naturalmente". Sorprende por tanto la cantidad y variedad de fragmentos con música que ayudan a redondear esta obra maestra.
Destacaría por otro lado la clarividente visión de la burguesía más rancia y de los bajos instintos del pueblo en general, no hay salida para nadie parece decirnos, el ser humano no tiene remedio.
La dirección es portentosa así como el trabajo de los actores, además de un excepcional manejo de fotografía en blanco y negro. Las dos actrices principales representan mundos contrapuestos así como los dos actores principales, Don Jaime representa lo rancio, decadente, dieciochesco, religioso y Jorge la modernidad, el cambio, el pelotazo y los nuevos ricos.
La parodia de La última cena de Leonardo da Vinci es uno de los mejores momentos que ha dado el cine en más de 100 años de historia y que manifiesta la esterilidad de la ayuda al prójimo y la limosna.
Lástima que esta obra maestra fuese censurada durante 16 años y el público español no pudiese tener acceso a ella, porque detrás hay una devastadora y precisa crítica a las decadentes tradiciones, a los perjuicios de clase, a la religión y al maniqueísmo imperante del momento.
samuel beckett
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