Después de varios meses de haber ganado la palma de oro en el festival de Cannes (la primer película coreana en lograrlo), por fin la pude ver en mi país, la espera fue larga, cada semana salía una nueva noticia o comentario y me impacientaba cada vez más, sin duda alguna la espera valió la pena.

Bong Joon-ho nos muestra una narración visual de mucha calidad, una historia bastante original en donde las actuaciones destacan por su buena interpretación y la fotografía es ejemplar. El guion es muy bueno a pesar de algunos pequeños diálogos que me parecieron un poco pretenciosos políticamente hablando. Me gustó bastante el final.

Es difícil hablar de esta película sin hacer spoilers, lo que sí se puede decir, es que es una de esas películas que perdurará en el tiempo y será un recurso obligatorio en cualquier curso de narrativa cinematográfica.