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España España · Madrid
Voto de Luth:
6
Serie de TV. Thriller. Intriga. Acción Serie de TV (2017-2021). 5 temporadas. Un misterioso personaje, que se hace llamar "El Profesor", planea el mayor de los atracos jamás ideado. Para llevar a cabo el ambicioso plan, recluta a una banda formada por personas con ciertas cualidades y algo en común: no tienen nada que perder. El objetivo es atracar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, con la intención de quedarse encerrados dentro con una misión muy concreta: no robar ... [+]
8 de diciembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha escrito ya casi todo sobre esta serie española de 2017 que cuenta ya con varias temporadas (y las que quedan) ideada por Alex Pina, Jesús Colmenar y Miguel Ángel Vivas.

No es una serie perfecta ni mucho menos, tiene infinidad de errores argumentales, estilísticos, narrativos, actorales, etc, etc pero tiene algo. Sin ese algo difícilmente hubiera tenido tanto éxito en medio mundo, generado infinidad de fans muy fieles, montones de críticas, unas buenas, otras no, otro montón de haters, envidias, admiraciones...

Es esta crítica no pretendo aportar nada nuevo. Ya se ha dicho todo, se ha hablado de todos los detalles habidos y por haber, técnicos o de guion. Pretendo centrarme en especular sobre por qué una serie, en principio poco ambiciosa, ha llegado a ser un fenómeno social, a que la gente cree una mística con sus símbolos y personajes, a que en estadios de fútbol los hinchas canten el Bella Ciao vestidos con las máscaras de Dalí (?), a que todo el mundo hable de la Casa de Papel.

Ha creado un estilo. Para muchos ni siquiera original (las caretas recuerdan a las de V de Vendetta, el robo y la banda parecen Ocean's Eleven, los giros de guion son clásicos, etc, etc). Por tanto, no puede ser solo un fenómeno sociológico provocado por una sociedad infantilizada imprevisible y ociosa que, de pronto, se encapricha de un producto por pura casualidad.

La clave es que, esta vez sí, una idea que venía de antiguo, la de hacer una película o serie española con estilo, narración y espectáculo a la americana, funcionase. Se intentó. Siempre para mal. De hecho, pensábamos que la idiosincrasia española era incompatible con el cine de Hollywood. Su cultura, grandilocuente, épica, abierta, imaginativa parecía no tener sitio en la cultura made in Spain. Cuando uno ve la épica del cine de aventuras estadounidense, sus patronímicos y nombres tan evocadores, tan míticos, se sumerge en la magia de lo fantástico. La Casa de Papel juega con esto, los personajes tienen nombre de ciudades, Denver, Estocolmo, Berlín...incluso, hay lugar para reírse de nosotros mismos cuando el personaje de Matías pretende llamarse Pamplona o el personaje de Logroño. Hábilmente se usan como gags pero sabemos que no funcionarían por sí solos si todos los personajes se hubieran llamado Segovia, Lugo, Cáceres, etc

En España no nos podíamos creer que alguien planeara un robo de guante blanco a lo grande, que pusiera en jaque al propio Estado, que no resulte grotesco cuando hable en jerga, diga tacos típicamente españoles, ponga miradas épicas, se suicide heroicamente con granadas en su estómago o que un macarrilla de barrio, una chica normal o un chavalote informático se líen a tiros contra todo un grupo de élite del ejército, los mejores especialistas de la Policía y todos los recursos de seguridad del Estado. Estos chicos sin experiencia, de pronto manipulan lanzacohetes, ametralladoras, lanzallamas, granadas de mano, explosivos, temporizadores como si llevaran toda la vida luchando en Afganistán.

¿Y qué? Es divertido. Hollywood lo lleva haciendo toda la vida. Simplemente, nosotros nos veíamos incapaces de hacerlo, nos resultaba fuera de lugar, pedante. Ahí está el mérito, haber conseguido hacer creíble lo que estuvimos rechazando desde siempre mientras aceptábamos el mismo producto siempre y cuando los personajes se llamen Johnson, Mc lo que sea, los territorios se llamen Arkansas, Texas, New York y la violencia sea creíble porque muere gente que no nos va ni nos viene y porque sabemos que las armas de fuego son de uso habitual en EE. UU.

Otro mérito de la Casa de Papel es el juego de emociones extremas en los personajes. Poner a todo el mundo al límite entre la vida y la muerte, entre el éxito y el fracaso social y personal emociona al espectador. La clave es que nos lo creyéramos, por tanto había que hacerlo todo con estilo hollywoodiense.

La serie está bien documentada, se lo han currado. Esto era también imprescindible para que nos permitamos autoengañarnos. Da igual si es realista, lo importante es que lo parezca. Y lo parece. Sabemos de sobra que los guionistas hacen trampa pero las hacen bien, como cuando jugamos al mus. El espectador debe tener complicidad con lo que ve. De eso va la ficción.

Podría ser mejor, pues sí, es verdad pero la Casa de Papel es una serie interesante, blanco fácil para envidiosos, haters y puristas. Pero es divertida.
Luth
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