En mi opinión, estamos ante la mejor película de la serie y ante el mejor Bond de todos. En una saga tan larga, se hace más patente que nunca aquello de "sobre gustos...", y para mí Pierce Brosnan consigue aglutinar muchos elementos de los anteriores intérpretes del personaje, todo bien mezclado (pero no agitado, ojo). Tiene la sofisticación y la presencia, pero también la virilidad y el sentido del humor. Para mí encaja mucho mejor en el personaje que el pétreo Craig, aunque en realidad el Bond del siglo XXI tiene poco que ver con el clásico.

Ciñéndonos estrictamente a la película, sin ser nada del otro mundo nos ofrece un guión mucho más profundo de lo que en un principio pudiera parecer, con un Bond obligado a acabar con un antiguo amigo y compañero, con la carga psicológica que ello representa. Dicho antagonista está también magistralmente interpretado por Sean Bean, que da una réplica perfecta al Bond de Brosnan. Otro secundario a destacar es, sin duda, el personaje de Xenia Onatopp, la femme fatale interpretada por Famke Janssen, sensual y mortífera como ella sola.

En el apartado más técnico, destaca la ausencia de efectos digitales (lo que desde mi punto de vista se agradece sobremanera ante el actual empacho de ordenador), y la banda sonora de Eric Serra, curiosamente defenestrada en su momento por los fans, pero que para mí encaja perfectamente en una película de Bond más sobria y sombría que la mayoría de sus predecesoras. El tema principal interpretado por Tina Turner es la guinda del pastel.

Quizás sea la menos llamativa y comercial de las interpretadas por Brosnan, pero es de lejos la mejor. Imprescindible para los fans del personaje