Puede que no sea el mejor guión de la historia, puede que sus actuaciones dejen un poco frío pero es imposible (o por lo menos muy difícil) no entregarse al despliegue técnico y de producción del que hace gala esta magnífica serie. Es de una solidez apabullante, el esfuerzo por crear un mundo creíble, casi palpable, donde la humanidad es capaz de poblar el espacio en su afán por expandirse pero llevando consigo toda la carga humana, la buena y la mala. Lo único que se muestra de la Tierra es que se ha convertido en un planeta inundado y una llamada UN (No necesariamente la ONU) dirige lo que parece ser Nueva-Nueva York (esto me lo saco yo de la manga); Marte es un planeta en plena transformación y los cinturones de asteroides que proveen a ambas de minerales preciosos pero a costa de vivir bajo unas condiciones de semi esclavitud.
Política pero en bajas dosis, conspiraciones, terrorismo, corrupción y reivindicación social se mezclan en esta serie de cine negro que de la mano del agente Miller, en su búsqueda de la desaparecida Julie Mao, nos va mostrando este fascinante universo que es The Expanse