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Voto de Johnwilliams:
10
7.2
15,461
Animación. Drama
Jiro Horikoshi, que sueña con volar y diseñar hermosos aviones, se inspira en el famoso diseñador aeronáutico italiano Caproni. Corto de vista desde niño y por ello incapaz de volar, se une a la división aeronáutica de una compañía de ingeniería en 1927. Su genio pronto es reconocido y se convierte en uno de los más prestigiosos diseñadores aeronáuticos. Film biográfico que recrea hechos históricos que marcaron su vida, como el ... [+]
27 de abril de 2014
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar afirmando que ''The Wind Rises'' (2013) no es solo es la mejor película del año pasado, si no también el cierre de una de las mejores carreras que se han parido en el cine puede parecer excesivo. Aún así lo mantengo firmemente. Esta es la película más adulta de Miyazaki y también la más personal.
Por ello, lo primero que llama la atención es el alejamiento del terreno fantástico, por una visión realista. A pesar de esto Miyazaki aborda siempre sus películas pensando en el mundo real. Es decir, que aborda lo real desde la fantasía; la identidad personal y cultural en ''El viaje de Chihiro'' (2001), la dificultad de mantener la dignidad cuando se derrumba una utopía ''Porco Rosso'' (1992. Aún así dice preferir ser ''un cerdo a un fascista'') o los límites del capitalismo industrial y la naturaleza en ''La princesa Mononoke''. En ''The Wind Rises'' la única -lógica-excepción son los sueños protagonizados por ''Cabroni'', el constructor de aviones italiano, ídolo para el protagonista, Jirô.
El protagonista principal es el hilo conductor de esta historia de búsquedas en plural. Resulta interesante interpretar en Jirô, un álter ego del propio director. La perfección técnica es imprescindible para crear el avión, sin embargo la ingeniería no debe hacer olvidar que esa búsqueda esá motivada por querer volar - la poesía-. Dos caras de una misma moneda, como un doble movimiento entre técnica y sentimiento tan presente en las películas del realizador japonés. Esta parece ser su fórmula mágica para hacer cine. ¿Alguno se anima a usarla?
La historia es lineal. Sigue la vida del protagonista desde su infancia hasta la construcción de un ''súper-avión''. Por el camino conocerá a Naoko, el amor de su vida. Y con ello asistimos a la que probablemente sea una de las historias más románticas y trágicas que nos haya regalado en una pantalla. Una historia antigua, sobada y usada mil veces en el cine y otros artes. Pero que sin embargo capta nuestra atención desde tiempos inmemoriales. Creo que esta puede ser la película más sentimental de Miyazaki, que son palabras mayores. Sin embargo nunca cae en el ridículo ni en lo empalagoso como tantas y tantas producciones. Como dice Sergi Sánchez ''quizás porque Miyazaki no teme al sentimentalismo, nunca cae en él''.
La maestría del director rezuma por todos los lados. Pocas veces se puede observar una economía narrativa tan lograda. Un puñado de buenos personajes como el misterioso Castorp (doblado en la versión estadounidense por Werner Herzog) y que se encuentra exiliado de Alemania. Protagoniza alguno de los mejores momentos de toda la película. El alemán exiliado es un ejemplo de la facilidad del director para trazar secundarios de lujo. El jefe diminuto de Jirô con los vaivenes de su pelo al andar particular que tiene sería otro ejemplo. También se nota la calidad en una trama que avanza tomándose el tiempo necesario, con una firmeza envidiable y sin bajones de ritmo. Es más, estos cambios siempre son para pisar el acelerador. No falta ni sobra nada. Cada escena funciona como un engranaje de reloj suizo y aporta siempre información -muchas veces, insisto, en los detalles más pequeños-En esta economía narrativa la importancia de lo que se omite es tan importante como lo que es visible.
Por ello, lo primero que llama la atención es el alejamiento del terreno fantástico, por una visión realista. A pesar de esto Miyazaki aborda siempre sus películas pensando en el mundo real. Es decir, que aborda lo real desde la fantasía; la identidad personal y cultural en ''El viaje de Chihiro'' (2001), la dificultad de mantener la dignidad cuando se derrumba una utopía ''Porco Rosso'' (1992. Aún así dice preferir ser ''un cerdo a un fascista'') o los límites del capitalismo industrial y la naturaleza en ''La princesa Mononoke''. En ''The Wind Rises'' la única -lógica-excepción son los sueños protagonizados por ''Cabroni'', el constructor de aviones italiano, ídolo para el protagonista, Jirô.
El protagonista principal es el hilo conductor de esta historia de búsquedas en plural. Resulta interesante interpretar en Jirô, un álter ego del propio director. La perfección técnica es imprescindible para crear el avión, sin embargo la ingeniería no debe hacer olvidar que esa búsqueda esá motivada por querer volar - la poesía-. Dos caras de una misma moneda, como un doble movimiento entre técnica y sentimiento tan presente en las películas del realizador japonés. Esta parece ser su fórmula mágica para hacer cine. ¿Alguno se anima a usarla?
La historia es lineal. Sigue la vida del protagonista desde su infancia hasta la construcción de un ''súper-avión''. Por el camino conocerá a Naoko, el amor de su vida. Y con ello asistimos a la que probablemente sea una de las historias más románticas y trágicas que nos haya regalado en una pantalla. Una historia antigua, sobada y usada mil veces en el cine y otros artes. Pero que sin embargo capta nuestra atención desde tiempos inmemoriales. Creo que esta puede ser la película más sentimental de Miyazaki, que son palabras mayores. Sin embargo nunca cae en el ridículo ni en lo empalagoso como tantas y tantas producciones. Como dice Sergi Sánchez ''quizás porque Miyazaki no teme al sentimentalismo, nunca cae en él''.
La maestría del director rezuma por todos los lados. Pocas veces se puede observar una economía narrativa tan lograda. Un puñado de buenos personajes como el misterioso Castorp (doblado en la versión estadounidense por Werner Herzog) y que se encuentra exiliado de Alemania. Protagoniza alguno de los mejores momentos de toda la película. El alemán exiliado es un ejemplo de la facilidad del director para trazar secundarios de lujo. El jefe diminuto de Jirô con los vaivenes de su pelo al andar particular que tiene sería otro ejemplo. También se nota la calidad en una trama que avanza tomándose el tiempo necesario, con una firmeza envidiable y sin bajones de ritmo. Es más, estos cambios siempre son para pisar el acelerador. No falta ni sobra nada. Cada escena funciona como un engranaje de reloj suizo y aporta siempre información -muchas veces, insisto, en los detalles más pequeños-En esta economía narrativa la importancia de lo que se omite es tan importante como lo que es visible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La animación, esto ya no sorprende, es extraordinaria. Su apuesta por el dibujo de ''lo pequeño'', como unas gotas de lluvia, el pelo, unos cordones o la misma hierba es impresionante. Da la impresión de que Miyazaki consigue que su mundo tenga más vida que el nuestro. Incluso la relación de amor avanza entre detalles gestuales y verbales. Cuanto más enferma se encuentra por la tuberculosis, los detalles cobren más importancia si cabe. Tiene especial relevancia en la animación el elemento del viento. Este siempre estuvo presente en las películas de Miyazaki. En esta aún es más palpable: hierba bailando por el contacto, olas de mar, nubes que se desplazan continuamente o el propio roce de los aviones. Es sabido por su filmografía, que cuando el viento sopla sobre sus personajes, es un momento de crucial importancia en la película En esta película sopla continuamente, lo que me hace pensar que es la película más trascendente conscientemente que haya realizado el realizador japonés. Y para considerar si estamos ante un nuevo hito de la animación tradicional, se podría argumentar poniendo dos escenas impresionantes y contrarias estéticamente: la apabullante y y en continuo movimiento como la del terremoto, y la posterior de una ''boda exprés'' casi minimalista entre la pareja protagonista.
También encontramos diversas reflexiones políticas que se pueden extraer de ''The Wind Rises'', pero aunque siempre presentes, quedan inexorablemente entrelazados con la relación amorosa. Por ello, fue acusado en su país de'' traidor'' por la extraderecha japonesa. S evidencia en su crítica antimilitarista y antifascista y las dudas del personaje principal. Dudas que el propio Miyazaki plantea y que parece resolver acudiendo la neutralidad de un avión, capaz de lanzar bombas o paquetes de comida. Una suerte de martillo que puede ser empleado para levantar una casa o aporrearlo en una cabeza. No es de extrañar entonces la crítica a esa sociedad ''amiga'' de Hitler y con un proyecto imperialista hacia países como China. Hay que recordar que Miyazaki (como Takahata), se sintieron vinculados al Partido Comunista Japonés al calor de las numerosas huelgas universitarias que apoyaron sin reservas. A pesar de su posterior alejamiento de esta ideología, no pudo evitar en Porco Rosso'' (1992), introducir la emotiva canción ''Le temps des cerises'' que homenajea a la Comuna de Paris.
También a esta película recuerda el fantástico guión musical elaborado por su colega Joe Hisaishi. El tema de la aviación contiene esos sonidos italianos con mandolina, que refuerzan el nexo entre Cabroni y el protagonista. Por otra parte el tema de amor de Jirô y Naoko ejerce de contraste más dramático y serio, y que resulta apabullante en la escena del reencuentro en la estación de tren. La habilidad de Hisaishi le permite intercambiar en un momento dado el tema de la aviación por el del amor cuando su amada esta presente. De esta manera subraya que quizá ambos amores del protagonista están más unidos de lo que parece.
Recomendadísima película y fantástico broche de oro para uno de los más grandes humanistas del séptimo arte.
También encontramos diversas reflexiones políticas que se pueden extraer de ''The Wind Rises'', pero aunque siempre presentes, quedan inexorablemente entrelazados con la relación amorosa. Por ello, fue acusado en su país de'' traidor'' por la extraderecha japonesa. S evidencia en su crítica antimilitarista y antifascista y las dudas del personaje principal. Dudas que el propio Miyazaki plantea y que parece resolver acudiendo la neutralidad de un avión, capaz de lanzar bombas o paquetes de comida. Una suerte de martillo que puede ser empleado para levantar una casa o aporrearlo en una cabeza. No es de extrañar entonces la crítica a esa sociedad ''amiga'' de Hitler y con un proyecto imperialista hacia países como China. Hay que recordar que Miyazaki (como Takahata), se sintieron vinculados al Partido Comunista Japonés al calor de las numerosas huelgas universitarias que apoyaron sin reservas. A pesar de su posterior alejamiento de esta ideología, no pudo evitar en Porco Rosso'' (1992), introducir la emotiva canción ''Le temps des cerises'' que homenajea a la Comuna de Paris.
También a esta película recuerda el fantástico guión musical elaborado por su colega Joe Hisaishi. El tema de la aviación contiene esos sonidos italianos con mandolina, que refuerzan el nexo entre Cabroni y el protagonista. Por otra parte el tema de amor de Jirô y Naoko ejerce de contraste más dramático y serio, y que resulta apabullante en la escena del reencuentro en la estación de tren. La habilidad de Hisaishi le permite intercambiar en un momento dado el tema de la aviación por el del amor cuando su amada esta presente. De esta manera subraya que quizá ambos amores del protagonista están más unidos de lo que parece.
Recomendadísima película y fantástico broche de oro para uno de los más grandes humanistas del séptimo arte.