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Voto de Rand:
9
2009
7.9
144,514
Animación. Aventuras. Comedia. Infantil
Carl Fredricksen es un viudo vendedor de globos de 78 años que, finalmente, consigue llevar a cabo el sueño de su vida: enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero ya estando en el aire y sin posibilidad de retornar Carl descubre que viaja acompañado de Russell, un explorador que tiene ocho años y un optimismo a prueba de bomba. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La inocencia que todos y cada uno de nosotros tuvimos cuando éramos niños se extravió. En algún momento de nuestra vida dejó de existir. Dicen que es algo que se pierde de forma paulatina, pero cuando se echa la vista atrás solo podemos recordarnos, o viendo las cosas bajo el prisma de una mente sincera y pura, o haciéndolo a través de los ojos del adulto que el mundo acepta como uno de los suyos. No hay vuelta atrás, el camino de la vida se recorre en una sola dirección y no se puede desandar. La mayoría de los sueños de la infancia se evaporan entre los dedos conforme pasan los años, como el humo del tabaco que se va expandiendo por el aire, y que aunque parezca sólido y real siempre es inalcanzable, desde el primer momento que abandona los labios. Lo más duro no es intentar agarrarlo y ver como se desliza por nuestra piel, si no el golpe cuando se toma consciencia de que la sensación de poder alcanzarlo solo fue una ilusión todo el tiempo.
El filme de Pixar es un poco todo esto, y más. Al principio, todo ocurre muy rápido. Leves pinceladas de toda una vida se suceden, y van mostrando el paso del tiempo, los momentos de alegría, tristeza, amor y, sobre todo, como las más nímias consecuencias de los obstáculos de la vida diaria detienen el avance de la consecución del sueño más importante de todos. Los años pasan deprisa, las escenas se suceden cargadas con una emotividad tremenda, y al final, acaba abruptamente un día cualquiera, cuando menos se espera. La vereda llega a su fin, y el primer viaje finaliza.
El filme de Pixar es un poco todo esto, y más. Al principio, todo ocurre muy rápido. Leves pinceladas de toda una vida se suceden, y van mostrando el paso del tiempo, los momentos de alegría, tristeza, amor y, sobre todo, como las más nímias consecuencias de los obstáculos de la vida diaria detienen el avance de la consecución del sueño más importante de todos. Los años pasan deprisa, las escenas se suceden cargadas con una emotividad tremenda, y al final, acaba abruptamente un día cualquiera, cuando menos se espera. La vereda llega a su fin, y el primer viaje finaliza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En ese instante es cuando empieza la historia principal de la película. Escenas tremendamente bien contadas y realizadas van enlazándose de forma suave y correcta. Es de alabar el trabajo de Pixar en este sentido, una vez más, puesto que no solo cuentan una historia interesante, si no que además lo hacen de forma magistral. Bien es cierto que muchas situaciones que ocurren son propias de una producción infantil (una casa llevaba por globos, perros que hablan, etc.), pero eso no quita que los adultos disfruten esta película tanto o más que ellos, ya que el mensaje que subyace es que nunca es tarde para realizar los sueños.
El protagonista del filme es un anciano solitario y cascarrabias, que en lugar de aceptar su ingreso en un asilo, decide iniciar la mayor aventura de su vida. Sin embargo, su personalidad y sus motivaciones van cambiando conforme pasan los minutos, gracias a la compañía de un simpático niño obeso, un perro no muy inteligente que habla gracias a un aparato en su collar, y un pájaro gigante amante del chocolate. El viejo, lejos de preguntarse como ha llegado a tener el niño tantas medallas de boy scout con su evidente sobrepeso, o a plantearse si lo único que lleva en su mochila son tabletas de chocolate para atiborrarse a él y al pájaro, acepta con reticencia la compañía de tan curiosa comitiva, lo que al final acaba cambiando su personalidad para siempre. Para bien, por supuesto, que es una película de Disney.
Como viene siendo habitual, cuando la película finaliza nos muestran, acompañado de música, los esbozos de la vida del anciano y el niño tras lo ocurrido. Lo cual viene siendo una nueva aventura, en realidad, que queda abierta en nuestras mentes, y para la que solo queda desear todo lo mejor a tan singular y variopinto grupo.
Y es que al final, la vida es un suspiro, y si no la disfrutamos ni perseguimos nuestros sueños, ¿qué es lo que nos queda?
El protagonista del filme es un anciano solitario y cascarrabias, que en lugar de aceptar su ingreso en un asilo, decide iniciar la mayor aventura de su vida. Sin embargo, su personalidad y sus motivaciones van cambiando conforme pasan los minutos, gracias a la compañía de un simpático niño obeso, un perro no muy inteligente que habla gracias a un aparato en su collar, y un pájaro gigante amante del chocolate. El viejo, lejos de preguntarse como ha llegado a tener el niño tantas medallas de boy scout con su evidente sobrepeso, o a plantearse si lo único que lleva en su mochila son tabletas de chocolate para atiborrarse a él y al pájaro, acepta con reticencia la compañía de tan curiosa comitiva, lo que al final acaba cambiando su personalidad para siempre. Para bien, por supuesto, que es una película de Disney.
Como viene siendo habitual, cuando la película finaliza nos muestran, acompañado de música, los esbozos de la vida del anciano y el niño tras lo ocurrido. Lo cual viene siendo una nueva aventura, en realidad, que queda abierta en nuestras mentes, y para la que solo queda desear todo lo mejor a tan singular y variopinto grupo.
Y es que al final, la vida es un suspiro, y si no la disfrutamos ni perseguimos nuestros sueños, ¿qué es lo que nos queda?