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Voto de José Miguel:
9
Drama. Romance Durante unas vacaciones en Niza, Jean Fournier, un modesto empleado de banca, conoce a Jackie y se enamora de ella. Se trata de una joven ludópata que se juega todo cuanto gana. (FiLMAFFINITY)
26 de octubre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el secreto mejor guardado de la nueva ola francesa -nouvelle vague que dirían los pedantes- tiene todas las características de estos; escenas callejeras, relaciones humanas complejas, simplicidad de recursos, actrices y actores que sustentan el peso de la película, movimientos de cámara artísticos e ingeniosos fíjense en algunos planos en los que Jeanne Moreau juega a la ruleta dando la espalda a la mesa de juego mientras apuesta y sostiene el plano de cara durante esos segundos de incertidumbre entre tanto el croupier canta el número premiado, es la prueba del algodón para un buen profesional explicar con un gesto facial esa tensión, cierto que en algunos casos se parapeta tras un cigarrillo.
La estética modernista es fascinante, el reflejo de aquellos sesenta, aunque hay que acertar con las localizaciones y ese paseo de los ingleses de Niza con que comienza deslumbrante el film podría ser el equivalente al marítimo del Brighton inglés.
Un diez para el equipo de figurinistas, vestuario. Jean impecablemente vestido con bañador, gafas negras o jersey, por no hablar de los trajes hacen del personaje el equilibrio puesto a prueba por el amor, la sobriedad y seriedad que impone su presencia y una Jacqui arreglada por Pierre Cardin como diseñador, elegante cuando lo necesita y llamativa con ese traje sastre blanco un poco ajado junto con su pelo de color y descuidado peinado que resalta increíblemente con los dos tonos del metraje. En cambio el aporreamiento del piano en algunas de las escenas del casino es chirriante, no encaja ¿Dónde está el Modern Jazz Quartet, ese Bill Evans trio más animado, el Bebop o el Jazz modernista de pasajes inquietantes o evocadores al que tanto eran aficionados los directores?
Es subyugante el personaje de Jacqui, autodestructivo, consciente de su adicción la disfruta como si fuera el último día de su vida, poderosa con su presencia y casi sin grietas en su personalidad nos aboca, sin los preliminares del cine convencional, a ese final (puedes seguir leyendo pues nada desvelo) inesperado.
Sin las dimensiones de otros títulos un poco inflados, esta historia de amargo amor que nos plantea La bahía de los ángeles desafía a Los 400 golpes, Vivir su vida o Al final de la escapada.
José Miguel
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