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Voto de Fernando Cobo:
5
7.6
32,727
Drama
Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto cine de todas las épocas y nacionalidades, a veces cine muy malo, pero nunca la filmografía de un director despertó en mí sentimientos tan adversos. Me posiciono claramente y con la cabeza alta entre los cinéfilos que detestan la obra de Haneke. Su cine me provoca enfado, rabia, asco, hartazgo, aburrimiento... y soy de los que creo que todo esto, lejos de defraudar, contentaría a Haneke.
Porque directores que tengan en sus filmografías películas lentas, duras, de gran crudeza, hay muchos. Me vienen a la mente Kim Ki-Duk o Lars Von Trier, por ejemplo.
Sin embargo, sólo Haneke, a mi entender, juega despiadamente con el espectador, le engaña, utilizando los recursos más bajos e infectos. Lo hacía en "Funny Games" (película que tuvo el descaro de hacer dos veces), lo hacía en "Caché", y lo hace en esta multipremiada "Amor". Y nunca unas comillas tuvieron tanto significado en un título..
A pesar del rechazo que me produce este director, y de (a mi entender), haber descubierto hace mucho tiempo que es un manipulador de guante blanco, decidí meses después de su estreno, afrontar el visionado de su última obra. Con pocas esperanzas, pero con la firme convicción de que para opinar de algo hay que haberlo visto. Pensando además que quizá en ésta se habría redimido, habría dejado de lado su incontinente necesidad de jugar con el espectador.
Todo parecía indicar que sí. Una película que narra el "amor" de un matrimonio de ancianos, con un título tal, con ese cartel en el que el hombre toma el rostro de su anciana mujer entre las manos... digamos que esperaba encontrarme una película dura, como no puede ser de otra forma tratando la vejez y la enfermedad, pero con un relato y un poso final que -como muchas películas duras-, finalmente me dejase la sensación de haber visto una lección de cine, algo noble y sincero.
No fue así. Y esto no hizo sino acrecentar el rechazo inmenso que me produce este señor y sus técnicas malsanas.
Mis razones, en el "spoiler"
Porque directores que tengan en sus filmografías películas lentas, duras, de gran crudeza, hay muchos. Me vienen a la mente Kim Ki-Duk o Lars Von Trier, por ejemplo.
Sin embargo, sólo Haneke, a mi entender, juega despiadamente con el espectador, le engaña, utilizando los recursos más bajos e infectos. Lo hacía en "Funny Games" (película que tuvo el descaro de hacer dos veces), lo hacía en "Caché", y lo hace en esta multipremiada "Amor". Y nunca unas comillas tuvieron tanto significado en un título..
A pesar del rechazo que me produce este director, y de (a mi entender), haber descubierto hace mucho tiempo que es un manipulador de guante blanco, decidí meses después de su estreno, afrontar el visionado de su última obra. Con pocas esperanzas, pero con la firme convicción de que para opinar de algo hay que haberlo visto. Pensando además que quizá en ésta se habría redimido, habría dejado de lado su incontinente necesidad de jugar con el espectador.
Todo parecía indicar que sí. Una película que narra el "amor" de un matrimonio de ancianos, con un título tal, con ese cartel en el que el hombre toma el rostro de su anciana mujer entre las manos... digamos que esperaba encontrarme una película dura, como no puede ser de otra forma tratando la vejez y la enfermedad, pero con un relato y un poso final que -como muchas películas duras-, finalmente me dejase la sensación de haber visto una lección de cine, algo noble y sincero.
No fue así. Y esto no hizo sino acrecentar el rechazo inmenso que me produce este señor y sus técnicas malsanas.
Mis razones, en el "spoiler"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
He leido a mucha gente a la que no le ha gustado la película, comentar que esto no es amor. Y estoy de acuerdo. No se da un bofetón postrada en la cama a tu esposa porque en su enfermedad se niega a beber agua, por mucho que te crispe la situación. Ni mucho menos, claro, la matas axfisiándola con una almohada. Sin que haya derecho a la eutanasia de por medio, ya que la protagonista (magnífica, eso sí, Emmanuelle Riva), lo único que le pide al marido es que no la vuelva a llevar a un hospital. Se entiende que quiere morir en casa y que la medicina no haga más por ella.
La película muestra bien lo que supone la vejez, el cuidar de una persona impedida. Todos en nuestra vida habremos pasado por una situación similar. Ver en un estado muy decrépito a un padre, una madre, una abuela, una tía. No hay mucho mérito, más alla del de la interpretación de la protagonista, en narrar casi en modo documental algo que todos conocemos. Todo lo imaginable ocurre: la mujer se queja, repite sistemáticamente quejas de dolor, se cae de la cama porque intenta levantarse sola, torna su carácter al lado más terco, etc. Nada de originalidad al respecto. Cualquier documental sobre la vejez o darse un paseo por una residencia de ancianos muestra todas estas circunstancias.
Donde encuentro el engaño de Haneke, es en lo mencionado anteriormente. En hacer creer al espectador que va a ver una película sobre un amor que perdura en la ancianidad, asegurándose así que el espectador estará predispuesto a ello; para clavarnos luego el puñal por la espalda. Y lo hace sin anestesia, con maldad. Porque no podía elegir otro momento Trintignant para acabar con la vida de su esposa que después de calmarla contándole una historia de su infancia.
No es el protagonista quien está matando a su esposa: es Haneke quien nos está dando su guantazo habitual en cada una de sus películas, mientras se rie, al mismo nivel que hacía en "Funny Games" cuando el malvado protagonista rebobinaba la película en plena acción.
Su cine, por tanto y para mí, es en su esencia, siempre tramposo y retorcido. Algunos encontrarán maestria en esto. Sólo puedo decir a este respecto que hay de todo en la vida, y mucha gente paga por que la aten y azoten y en ello encuenta placer... no es mi caso.
Haneke dice que el cine de acción contribuye al atontamiento. Todo el mundo pretendidamente cultureta se hace eco de la frase cual aforismo de Ciorán.
Yo le diría al señor Haneke que hay mucho cine de acción malo, y mucho cine de acción muy bueno. Porque en el cine sólo cabe distinguir entre buenas y malas películas, más allá de nacionalidades o géneros. Decir algo así demuestra un profundo desprecio y una gran egolatría. Si el cine de acción produce atontamiento porque para él es vacío en su plenitud, en el lado opuesto, claro, está el suyo, tan intelectual.
No encuentro intelectualidad alguna en su cine, lo siento señor Haneke. Me aburre soberbiamente, me hastían sus planos fijos, y por supuesto me provoca profundo rechazo su siempre presente estrategia provocadora, su desprecio al espectador, su necesidad de dotar de violencia, en el amplio sentido de la palabra, a cada una de sus películas.
No me sorprende sin embargo que a un autor así se le encumbre y sobrevalore. Como ocurría con el traje nuevo del emperador, muchos le ven a usted vestido de pedrería, organza y seda.
Yo le veo desnudo, y su cine me produce el mismo sentimiento de intelectualidad que una instalación con unos fluorescentes en una pared en una feria de arte contemporaneo.
La película muestra bien lo que supone la vejez, el cuidar de una persona impedida. Todos en nuestra vida habremos pasado por una situación similar. Ver en un estado muy decrépito a un padre, una madre, una abuela, una tía. No hay mucho mérito, más alla del de la interpretación de la protagonista, en narrar casi en modo documental algo que todos conocemos. Todo lo imaginable ocurre: la mujer se queja, repite sistemáticamente quejas de dolor, se cae de la cama porque intenta levantarse sola, torna su carácter al lado más terco, etc. Nada de originalidad al respecto. Cualquier documental sobre la vejez o darse un paseo por una residencia de ancianos muestra todas estas circunstancias.
Donde encuentro el engaño de Haneke, es en lo mencionado anteriormente. En hacer creer al espectador que va a ver una película sobre un amor que perdura en la ancianidad, asegurándose así que el espectador estará predispuesto a ello; para clavarnos luego el puñal por la espalda. Y lo hace sin anestesia, con maldad. Porque no podía elegir otro momento Trintignant para acabar con la vida de su esposa que después de calmarla contándole una historia de su infancia.
No es el protagonista quien está matando a su esposa: es Haneke quien nos está dando su guantazo habitual en cada una de sus películas, mientras se rie, al mismo nivel que hacía en "Funny Games" cuando el malvado protagonista rebobinaba la película en plena acción.
Su cine, por tanto y para mí, es en su esencia, siempre tramposo y retorcido. Algunos encontrarán maestria en esto. Sólo puedo decir a este respecto que hay de todo en la vida, y mucha gente paga por que la aten y azoten y en ello encuenta placer... no es mi caso.
Haneke dice que el cine de acción contribuye al atontamiento. Todo el mundo pretendidamente cultureta se hace eco de la frase cual aforismo de Ciorán.
Yo le diría al señor Haneke que hay mucho cine de acción malo, y mucho cine de acción muy bueno. Porque en el cine sólo cabe distinguir entre buenas y malas películas, más allá de nacionalidades o géneros. Decir algo así demuestra un profundo desprecio y una gran egolatría. Si el cine de acción produce atontamiento porque para él es vacío en su plenitud, en el lado opuesto, claro, está el suyo, tan intelectual.
No encuentro intelectualidad alguna en su cine, lo siento señor Haneke. Me aburre soberbiamente, me hastían sus planos fijos, y por supuesto me provoca profundo rechazo su siempre presente estrategia provocadora, su desprecio al espectador, su necesidad de dotar de violencia, en el amplio sentido de la palabra, a cada una de sus películas.
No me sorprende sin embargo que a un autor así se le encumbre y sobrevalore. Como ocurría con el traje nuevo del emperador, muchos le ven a usted vestido de pedrería, organza y seda.
Yo le veo desnudo, y su cine me produce el mismo sentimiento de intelectualidad que una instalación con unos fluorescentes en una pared en una feria de arte contemporaneo.