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Comedia. Fantástico
Barbie (Margot Robbie) lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos ... [+]
2 de agosto de 2023
67 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sigue asustando que cualquiera que porte la bandera del feminismo tenga que ser aplaudido porque sí; aunque sea un mono quien la abandera. No es a cualquier costa. Ni despreciando al hombre ni, con menos sentido si hablamos de feminismo, a la mujer. Pero ahí tenemos a críticos afamados y miles de espectadores aplaudiendo a la mona por la bandera que lleva, como si sintieran la presión de no hablar desde la verdad o, lo que más me asusta, como si ya no supieran hacerlo.
No hay personaje masculino dignificado en forma alguna en esta película y, claro, así es fácil desmontar un fenómeno que desde siglos atrás hasta hoy día sigue teniendo cabida en unas sociedades más que en otras precisamente por su complejidad. Más inteligente habría sido ridiculizar al machista a modo de sátira, por supuesto. Y si tiene gracia, como tampoco es el caso en esta película, mejor. Ken -como todo personaje masculino de la película, insisto- es superficial, lelo y en su ego se ahoga. Ni de “playero” sabe ejercer cuando se presenta con una de “sus habilidades” de fábrica.
Las Barbies, sin embargo, pueden marear a los Ken para darles la vuelta en el patriarcado que ellos proponen sin saber éstos muy bien qué es porque sesos, la verdad, les falta. Ahora bien, tampoco se logra ensalzar a la mujer como creo se pretende en este largometraje, cuando ceden BarbieLand a una suerte de propuesta estúpida de “patriarcado” -llena de monumentos a la figura del caballo como parte de lo estúpido de la propuesta- en el que ellas acaban actuando como siervas y masajistas de pies. En fin, la figura de la mujer, lejos de empoderada, parece más bien maleable hasta por el criterio de un hombre tonto y superficial. Pero si tenemos que hablar de algo tan serio y que mucho daño ha hecho y sigue haciendo, no lo hagamos desde la perspectiva de Barbies y Kens faltos de ideas o de criterio. Porque, ni queda patente que el machismo es algo que debe ser contado, ni que la mujer es verdaderamente valiosa.
Tampoco me parece inteligente que esa dominación que repentinamente entra en BarbieLand por parte de los varoniles muñecos, quieran ellas revertirla a través del dolor. La mujer, de nuevo lejos de empoderada, parece necesitar recurrir a artimañas que le alejan de su humanidad. Pero que quede de manifiesto con dos de las escenas que más me impactaron, que forman ambas parte del plan de Barbie contra el hombre:
No hay personaje masculino dignificado en forma alguna en esta película y, claro, así es fácil desmontar un fenómeno que desde siglos atrás hasta hoy día sigue teniendo cabida en unas sociedades más que en otras precisamente por su complejidad. Más inteligente habría sido ridiculizar al machista a modo de sátira, por supuesto. Y si tiene gracia, como tampoco es el caso en esta película, mejor. Ken -como todo personaje masculino de la película, insisto- es superficial, lelo y en su ego se ahoga. Ni de “playero” sabe ejercer cuando se presenta con una de “sus habilidades” de fábrica.
Las Barbies, sin embargo, pueden marear a los Ken para darles la vuelta en el patriarcado que ellos proponen sin saber éstos muy bien qué es porque sesos, la verdad, les falta. Ahora bien, tampoco se logra ensalzar a la mujer como creo se pretende en este largometraje, cuando ceden BarbieLand a una suerte de propuesta estúpida de “patriarcado” -llena de monumentos a la figura del caballo como parte de lo estúpido de la propuesta- en el que ellas acaban actuando como siervas y masajistas de pies. En fin, la figura de la mujer, lejos de empoderada, parece más bien maleable hasta por el criterio de un hombre tonto y superficial. Pero si tenemos que hablar de algo tan serio y que mucho daño ha hecho y sigue haciendo, no lo hagamos desde la perspectiva de Barbies y Kens faltos de ideas o de criterio. Porque, ni queda patente que el machismo es algo que debe ser contado, ni que la mujer es verdaderamente valiosa.
Tampoco me parece inteligente que esa dominación que repentinamente entra en BarbieLand por parte de los varoniles muñecos, quieran ellas revertirla a través del dolor. La mujer, de nuevo lejos de empoderada, parece necesitar recurrir a artimañas que le alejan de su humanidad. Pero que quede de manifiesto con dos de las escenas que más me impactaron, que forman ambas parte del plan de Barbie contra el hombre:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En un momento dado, la Barbie “rara” convence a Barbie “tradicional” del susodicho plan y ella responde “Pero no quiero hacerle daño...”, a lo que la otra, mirándola como si la razón del dolor al otro fuera un animal extraño, le contesta “¡Espabila!”. Su ánimo de venganza lo trata de justificar por todos los males que han causado los muñecos. Así que, si ellos han hecho todo eso, ¿cómo no le vamos a hacer daño? (Bien, Greta).
La otra escena, supongo que pasando más desapercibido como parte de la propuesta de deshumanización de los hombres, sucede en cuanto todos los Ken inician una guerra para autoaniquilarse, provocada por la infidelidad y socarronería de ellas, que se lían con unos y otros para encender la candela de los celos entre ellos y así llevarles deliberadamente hasta la cruenta batalla. Infidelidad y provocación de la violencia para conseguir objetivos en principio muy loables como es la igualdad (aplausos a Greta).
Si por lo menos hubieran representado a la mujer como muchas en nuestra historia sí lucharon admirablemente contra la represión…
Hablando de igualdad, por cierto, claramente por lo dicho queda patente que no existe en el imaginario de unos o de otras -si Greta lo tiene como principio, parece tan deformado como su película-. En cuanto la situación queda revertida a la original, las Barbies dominan las posiciones jerárquicas de la nueva BarbieLandia, dejando claro a los hombres que, si quieren formar parte importante de la sociedad, "habrán de ganárselo". ¿Derrocar un patriarcado para instaurar lo diagonalmente opuesto?
“Greta”, digo… “Grata” enseñanza para todos.
En fin, qué patéticos errores, que me hacen pensar en que el guión necesitaba efectivamente de una movilización exagerada para promocionar la película, que hasta el Ketchup de McDonalds se transformó en rosa. Ahí sí que han sido espabilados. Otras cosas no, pero el dinero llama. Y si hablamos de grandes empresas, con más razón.
De hecho, Mattel estará frotándose las manos. Porque de seguro volverá a vender muñecas de esas que, en palabras de un personaje trascendental de la película “consiguió que muchas niñas entraran en depresión, se odiaran a sí mismas, no apreciaran su belleza”. Veremos cómo vuelve Barbie. Pero Mattel ha conseguido metérnosla doblada por un interés que claramente, no era reivindicar a la mujer; ¿quizás, de nuevo, dinero?
¿Hasta dónde lleva la avaricia? En esta película claramente, siquiera la moral de niños y niñas queda al amparo de guionistas y directora, ni de grandes poderes que, preocupados por sus arcas no reparan en el daño que ya hacen. Eso sí, enhorabuena por la recaudación conseguida. Todo un récord.
La otra escena, supongo que pasando más desapercibido como parte de la propuesta de deshumanización de los hombres, sucede en cuanto todos los Ken inician una guerra para autoaniquilarse, provocada por la infidelidad y socarronería de ellas, que se lían con unos y otros para encender la candela de los celos entre ellos y así llevarles deliberadamente hasta la cruenta batalla. Infidelidad y provocación de la violencia para conseguir objetivos en principio muy loables como es la igualdad (aplausos a Greta).
Si por lo menos hubieran representado a la mujer como muchas en nuestra historia sí lucharon admirablemente contra la represión…
Hablando de igualdad, por cierto, claramente por lo dicho queda patente que no existe en el imaginario de unos o de otras -si Greta lo tiene como principio, parece tan deformado como su película-. En cuanto la situación queda revertida a la original, las Barbies dominan las posiciones jerárquicas de la nueva BarbieLandia, dejando claro a los hombres que, si quieren formar parte importante de la sociedad, "habrán de ganárselo". ¿Derrocar un patriarcado para instaurar lo diagonalmente opuesto?
“Greta”, digo… “Grata” enseñanza para todos.
En fin, qué patéticos errores, que me hacen pensar en que el guión necesitaba efectivamente de una movilización exagerada para promocionar la película, que hasta el Ketchup de McDonalds se transformó en rosa. Ahí sí que han sido espabilados. Otras cosas no, pero el dinero llama. Y si hablamos de grandes empresas, con más razón.
De hecho, Mattel estará frotándose las manos. Porque de seguro volverá a vender muñecas de esas que, en palabras de un personaje trascendental de la película “consiguió que muchas niñas entraran en depresión, se odiaran a sí mismas, no apreciaran su belleza”. Veremos cómo vuelve Barbie. Pero Mattel ha conseguido metérnosla doblada por un interés que claramente, no era reivindicar a la mujer; ¿quizás, de nuevo, dinero?
¿Hasta dónde lleva la avaricia? En esta película claramente, siquiera la moral de niños y niñas queda al amparo de guionistas y directora, ni de grandes poderes que, preocupados por sus arcas no reparan en el daño que ya hacen. Eso sí, enhorabuena por la recaudación conseguida. Todo un récord.