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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
7
Intriga. Cine negro Los periodistas del Sentinel están a punto terminar la edición del periódico. En los pasillos y en las mesas se conspira y se intriga para hacerse con la dirección del diario. Mientras tanto, un criminal que se dedica a matar mujeres jóvenes, tras cada asesinato, deja a la policía un mensaje escrito con pintalabios. En el periódico se establece una feroz competición: el primero que consiga la noticia de la captura del asesino "del ... [+]
20 de febrero de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay en “Mientras Nueva York duerme” dos tramas claramente paralelas, a grandes rasgos, pero bien diferenciadas: el asesino del lápiz de labios y la lucha por el poder dentro de un periódico. Quizá la segunda es más interesante, más rica en matices, con más peso específico dentro del film, pero personalmente, me atrae más la primera.

Con reminiscencias a “M, el vampiro de Dusseldorf” –para mí, una de las tres mejores películas de Lang-, tiene un genial comienzo, alta tensión e intriga y momentos de pavor protagonizados por el asesino (“¿Quieres que te demuestre cuanto quiero a mi madre?”), con una mirada absolutamente perdida y una incontinencia para la violencia.
Lang demuestra que sus asesinos con problemas psíquicos son la creme de la creme. Quizá sea una “boutade”, pero a mí me ha hecho pensar en el Norman Bates de “Psicosis”, al menos en una escena concreta muy impactante.

En la historia del periódico, el director de “Los sobornados” saca a la superficie todo el mundo de vanidades y miserias morales imaginables. Si el fin es escalar un peldaño, bien sea una exclusiva que te lleve más arriba o un puesto de mayor grado, casi todo está permitido. Cuando muere el viejo Kyne, una suerte de moderno Hearst, Ed Mobley (Dana Andrews) no duda en dar la noticia en su programa, y su hijo cogerá las riendas, creando un nuevo puesto, con lo que la veda se abre.

En cuanto a los actores, celebro el papel de Dana Andrews, un cuasi héroe imperfecto que le da a la bebida y, por cierto, hace muy bien el borracho, cosa poco habitual en muchos grandes, por sobreactuados. Otra cosa son los besos (qué mal besa).
Hay algo especial en la mirada de John Barrymore. Quizá excesivo, encarna perfectamente al asesino desequilibrado.

No me canso de elogiar a Ida Lupino, una magnífica actriz que lo da todo. Se suele decir que es la ladrona de escenas más grande de la Historia del Cine. En esta ocasión se muestra especialmente atractiva y sensual. “Todos los hombres son polígamos”, dice después de coger llamativamente un cigarrillo ante Dana Andrews.

El tema que plantea, de plena actualidad. Podría trasladarse a cualquier periódico o grupo multimedia de hoy las luchas intestinas por alcanzar las cotas más altas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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