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Voto de Strhoeimniano:
10
Drama. Romance Tras una ausencia de treinta años, el escritor Fernando Vallejo vuelve a Medellín (Colombia), ciudad donde creció. No queda gran cosa de lo que había dejado: sus padres están muertos, una parte de la ciudad ha sido destruida, la mafia de la cocaína siembra el terror mediante bandas de asesinos... En un burdel de chicos encuentra a Alexis, de dieciséis años. Alexis forma parte de estos asesinos que matan a sueldo y que a su vez son ... [+]
8 de febrero de 2006
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es la de un escritor que vuelve 30 años después a un Medellín que no conoce, pues nada queda de la ciudad de su infancia. No viene solo: Llega a cuestas con su pasado, con la sensación de haber vivido más de la cuenta y con el único deseo de morir en una ciudad que se descompone en una violencia tan cotidiana como el respirar. A su lado, tras el encuentro en un burdel de chaperos, se halla Alexis. Él es un ángel a la misma altura que el Tadzio de “Muerte en Venecia”. Igual que áquel, anuncia la muerte; más que anunciarla, vive la vida matando pues puede que haya otro modo de vivir, pero este es el único para poder sobrevivir en un Medellín post-Escobar. Entre ese hombre con pasado y ese muchacho que sólo tiene presente B. Schroeder nos mostrará una historia de amor escoltada por el horror.
La virtud de Schroeder en esta maravillosa película es la de realizar una observación enormemente detallista, sin que de esta visión salga juicio alguno. Es curioso ver las sensaciones a las que te lleva esta película. En cualquier otra historia, tan cruda como esta, con tantos muertos gratuitos, el cuerpo reaccionaría y nos situaríamos ante ese horror; aquí, sin embargo, nos situamos al lado de los protagonistas, entendiendo todos los porques de sus actuaciones, incluso disculpándolos, porque pese al horror gozan un amor puro, sin más interés que el estar el uno al lado del otro. A su lado, ese telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia, que Fernando define como la “infamia de Dios”, es aún más pérfido, sea la policía, los contrabandistas, o la Iglesia Católica.
La película está llena de un cinismo encantador. Parte del mérito, corresponde a la fabulosa adaptación realizada por el autor de la novela, Fernando Vallejo, que sabe graduar y sugerir todo lo que ha quedado en el libro, mucho más brutal que este film tan crudo. Ese cinismo está magníficamente representado por la moralidad descreída y nihilista de Fernando, un maravilloso Germán Jaramillo, que no para de explicarse y pontificar; pero por otra, todo ese fondo alocado de Medellín ahogado en sangre (maravillosa toda esa cohorte de sicarios pidiéndole a la virgen suerte en el arte de matar). Sin embargo, el gran hallazgo de la película es Anderson Ballesteros. Sacado por Schroeder de las mismas calles de Medellín, y vuelto a ellas tras su participación en esta película, Anderson B. tiene una autenticidad conmovedora, una mirada expresiva capaz de verter la arrolladora pasión de su breve vida y un encanto de esos que traspasa la pantalla nada más aparecer en el fotograma.
Aunque difícil de digerir, “La Virgen de los Sicarios” es una película para paladear con gusto.
Strhoeimniano
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